La última pintura de Da Vinci: alienígenas ancestrales

El misterio y el resurgimiento de la obra más cara del mundo. La última pintura de Da Vinci

Amboise, Francia, 1513. En el Château du Clos Lucé, Leonardo da Vinci, de 61 años, comienza a trabajar en lo que sería su última pintura. Tres años después, termina su retrato. La última pintura de Da Vinci.

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El Salvator Mundi es una pintura de Cristo que, a pesar de su tema religioso, ha capturado la atención mundial por su controvertida atribución a Leonardo da Vinci y por haberse convertido en la obra de arte más cara jamás vendida en una subasta.

Esta enigmática pintura, que representa a Jesucristo como el «Salvador del Mundo» sosteniendo un orbe de cristal, ha pasado de ser una pieza casi olvidada y en mal estado a un objeto de fascinación, debate y especulación, planteando profundas preguntas sobre la autenticidad, la historia del arte y el valor del genio.

La historia conocida del Salvator Mundi es tan compleja como fascinante. Se cree que Leonardo creó la pintura alrededor del año 1500, durante su tiempo en Milán. Se documenta que fue parte de la colección del rey Carlos I de Inglaterra en el siglo XVII, pasando luego por varias colecciones reales británicas.

Sin embargo, su rastro se perdió durante siglos, y la obra se atribuyó erróneamente a un seguidor de Leonardo, Bernardino Luini. En 1958, la pintura se vendió en una subasta en Sotheby’s por una suma insignificante, apenas £45, debido a su mal estado y a su atribución incorrecta. Cayó en el olvido, considerada una copia menor.

El verdadero punto de inflexión para el Salvator Mundi ocurrió en 2005, cuando la pintura fue adquirida por un consorcio de comerciantes de arte en una venta de patrimonio en Nueva Orleans por solo 1.175 dólares. La obra estaba en un estado lamentable, con repintes y daños significativos. Tras su adquisición, fue sometida a una meticulosa y extensa restauración por la conservadora Dianne Modestini. Fue durante este proceso que comenzaron a surgir indicios de una posible autoría de Leonardo da Vinci. La calidad de la ejecución, la técnica y los detalles, que salieron a la luz tras la eliminación de los repintes, sugirieron la mano del maestro.

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