¿Sabías que respiramos unas 20.000 veces al día y que la mayoría de las veces no lo hacemos de forma adecuada? Cómo respirar bien
En esta conversación con mi amigo Alberto Herrera, exploramos por qué ese patrón automático sabotea la oxigenación, dispara el cortisol y alimenta el estrés crónico. Cómo respirar bien. Imagen superior de pollianapoltronieri en Pixabay
Conversamos sobre el diafragma, el “músculo sagrado” del que ya hablaba la tradición yóguica, el papel del nervio vago y la relación íntima entre inspiración-espiración y los sistemas simpático/parasimpático.
También hablamos sobre cómo una respiración nasal, lenta y diafragmática oxigena mejor la sangre, regula la tensión arterial, potencia el sistema inmune y, sobre todo, aquieta la jaula de grillos mental que impide dormir, concentrarse o decidir con calma.

Respirar es el proceso fisiológico esencial por el cual los seres vivos intercambian gases con su entorno. Para los humanos y la mayoría de los animales, esto implica la captación de oxígeno (O₂) del aire e inhalación, y la liberación de dióxido de carbono (CO₂) al aire en la exhalación. Es un acto tan fundamental que, en condiciones normales, es en gran parte involuntario e inconsciente, regulado por el sistema nervioso autónomo. Sin embargo, también podemos controlarlo conscientemente, lo que es la base de prácticas como la meditación y el canto.
Cada célula de nuestro cuerpo necesita oxígeno para llevar a cabo la respiración celular, el proceso que produce energía (ATP) a partir de los nutrientes. Sin oxígeno, las células no pueden funcionar y mueren rápidamente. El dióxido de carbono también debe ser eliminado, ya que su acumulación en el cuerpo puede alterar el pH de la sangre y ser tóxica.
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