¿Sabías que lo que entra en tu aparato digestivo puede inflamar tu cerebro y disparar la ansiedad o la depresión?
En esta conversación con Pauline, desmenuzamos la inflamación crónica, ese fuego silencioso que nace en el intestino cuando la alimentación descuida su microbiota. Tu alimentación te está enfermando.
Hablamos del intestino permeable y del frágil equilibrio de sus bacterias. Exploramos cómo nos afectan el azúcar y las grasas saturadas y de qué modo las toxinas que se cuelan por la barrera intestinal viajan hasta el cerebro para alterar tu estado de ánimo.
También aterrizamos en lo práctico y respondemos a la pregunta qué comer para evitar esa inflamación que se ha convertido en uno de los principales causantes del estrés, del empeoramiento del sistema inmune y de la reducción de la claridad mental.
La inflamación es una respuesta natural y necesaria de tu cuerpo para protegerse de infecciones, lesiones o enfermedades. Es un proceso agudo que ayuda a la curación. Sin embargo, cuando esta inflamación se vuelve crónica (de bajo grado y persistente), puede ser perjudicial para la salud y contribuir al desarrollo de enfermedades como enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, artritis, algunos tipos de cáncer y enfermedades neurodegenerativas.
La dieta juega un papel fundamental en la regulación de la inflamación. Algunos alimentos, por sus componentes, pueden promover la inflamación, mientras que otros tienen propiedades antiinflamatorias.
Para contrarrestar la inflamación, lo ideal es adoptar un patrón alimentario antiinflamatorio, como la dieta mediterránea. Escoger alimentos frescos y sin procesar y reducir la ingesta de los alimentos proinflamatorios puede hacer una gran diferencia en tu bienestar y salud a largo plazo.
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