No te ganaste nada: me llamaron de Inglaterra para engañarme

No caigas en el viejo truco del «premio gordo»

Nadie te va a regalar nada, no te ganaste nada.

Otro modus operandi de los ciberdelincuentes

No te ganaste nada. Entiéndelo.

¿Te llamaron de la nada, con una noticia fantástica, diciéndote que te ganaste un premio en USDT y que solo necesitas unirte a un grupo de WhatsApp para reclamarlo?

¡Cuidado! Justo hace unos minutos me llamaron de Inglaterra para engañarme con una de esas estafas viejas pero efectivas, especialmente en lugares como Venezuela donde la gente necesita una mano amiga.

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La trampa comienza de una forma que parece inofensiva

Recibes una llamada, probablemente de un robot, o de una persona con un inglés peor que el de Wachu.

Es de un número internacional, lo que le da cierta credibilidad, y una voz te felicita porque «ganaste» un premio considerable en USDT.

La conversación inicial es persuasiva, te pintan un panorama de ganancia instantánea y te invitan a unirte a un grupo de WhatsApp para «coordinar la entrega» de tu fortuna.

Parece una oportunidad de oro, ¿verdad? Ahí es donde muerdes el anzuelo

Una vez dentro del grupo de WhatsApp, te encuentras con un montón de «personas» que comparten su alegría por haber ganado premios similares.

Ves capturas de pantalla de supuestas transferencias, mensajes de agradecimiento y una atmósfera general de euforia.

Estas personas, en su mayoría, no son reales.

Son perfiles falsos, bots controlados por los estafadores, diseñados para crear una ilusión de legitimidad y presionar a los verdaderos incautos.

Sus historias de éxito son parte de la farsa, un cebo para que te sientas seguro y, sobre todo, para que bajes la guardia.

El siguiente paso es la solicitud de una «cuota de inscripción» o un «gasto administrativo» para poder liberar tu supuesto premio

Te dicen que es un monto simbólico, algo «barato», digamos unos $50. Te ofrecen todas las facilidades para pagarlo, te guían paso a paso, te dan opciones, te hacen sentir que es un trámite sencillo y necesario.

En este punto, la emoción de haber ganado una suma mucho mayor nubla tu juicio.

Crees que $50 es una inversión mínima para obtener, por ejemplo, $1500 en USDT. El cálculo parece favorable, un riesgo pequeño para una ganancia grande.

Una vez que has pagado esa primera cuota, los estafadores te confirman que tu «premio» está listo para ser entregado.

Pero, ¡sorpresa! No te ganaste nada, «todavía».

Te dicen que necesitas un «badge», una «insignia» o un «sello» para poder reclamarlo. Este segundo pago ya no es «barato».

El monto de este «badge» lo adaptan a lo que ellos consideran que puedes pagar, a lo «ingenuo» que te perciben.

Si te ven muy ilusionado, el precio sube. Si dudas un poco, lo ajustan para que parezca más accesible. Aquí es donde muchos empiezan a sospechar, pero la esperanza de ese premio gordo los empuja a seguir.

Lo más cínico de esta estafa es la forma en que manejan tus objeciones

Si les dices que el segundo monto es demasiado alto, que $500 por un «badge» es una locura, la persona con la que hablas (que es un perfil falso, una cara «desechable» para los estafadores) desaparece.

Poco después, alguien más aparece en el grupo o te contacta directamente, «indignado» por la «conducta» de su «compañero».

Te dicen que esa persona era una estafadora, que la echaron de la «empresa» o del grupo, y que el «badge» o la «insignia» solo cuesta $50 o $150 más.

Bajan el monto para engancharte de nuevo, para hacerte creer que esta vez sí es la buena, que el problema fue el «empleado corrupto» y no la estafa en sí.

Es una estrategia psicológica diseñada para explotar tu frustración y tu persistencia.

Por fortuna, en mi caso, hablo inglés y pude darme cuenta de la farsa casi de inmediato.

La persona que me llamó, que supuestamente era de Australia, tenía un acento y una pronunciación de inglés peores que los míos.

Además, su forma de vestir, un tipo rubio con traje de ejecutivo, parecía sacado de una película de serie B los años 90. El tipo es un catire, alto, elegante, ejecutivo, pero el que me llamó suena como un pobre pelabolas de cualquier país del tercer mundo con un inglés más pobre que la estafa que está intentando.

El número que me llamó fue este: +447577116269 por si lo quieres anotar.

Era una trampa super cutre y pasada de moda, pero tristemente, mucha gente inocente cae en ella.

En Venezuela, donde la situación económica es tan complicada y todo el mundo necesita un respiro financiero, estas estafas son particularmente peligrosas.

La desesperación puede llevar a cualquiera a bajar la guardia y creer en promesas que suenan demasiado buenas para ser verdad.

Siempre recuerda como un mantra que NO TE HAS GANADO NADA y si parece muy bueno para ser cierto, es una trampa.

Es vital estar alerta, cuestionar las ofertas que te llegan sin haberlas buscado y, sobre todo, recordar que si algo suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea.

No hay atajos para el dinero fácil, y menos si te lo ofrecen desde un número desconocido con la promesa de un premio que nunca buscaste.


Comparte este artículo con tus amigos y familiares para que no caigan en estas trampas.

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