¿El heroico Napoleón de América o el loco que sacrificó al 90% de los hombres de su país?

La guerra de la Triple Alianza fue el conflicto armado más devastador de la historia moderna de Sudamérica

En este vídeo te contamos la biografía del mariscal Francisco Solano López y la historia de la guerra de la Triple Alianza.

Créditos al canal Raquel de la Morena en YouTube

Argentina, Brasil y Uruguay se enfrentaron a Paraguay hasta acabar con el 90% de sus varones adultos. ¿Fue el mariscal Francisco Solano López, dirigente de Paraguay, un osado y heroico militar de la talla de Napoleón Bonaparte o un líder torpe que sobreestimó sus capacidades y llevó a su pueblo a la destrucción?

La Guerra de la Triple Alianza no fue el resultado de una única causa, sino la explosión de una caldera geopolítica que llevaba décadas acumulando presión. A mediados del siglo XIX, la Cuenca del Plata era el epicentro de la inestabilidad en Sudamérica. El control de sus ríos era vital para el comercio y la proyección de poder. El equilibrio en la región se definía por la rivalidad entre sus dos actores principales: el Imperio del Brasil y la República Argentina.

Brasil, una monarquía expansionista, necesitaba la libre navegación del río Paraguay para mantener la comunicación con su remota provincia de Mato Grosso. Argentina, dirigida por el presidente Bartolomé Mitre, estaba en pleno proceso de consolidación nacional, buscando imponer la hegemonía de Buenos Aires sobre las provincias federales tras poner fin a la Confederación Argentina. Desde esta perspectiva, el Paraguay de los López, con su modelo proteccionista y su soberanía, era un “mal ejemplo” que podía inspirar a los caudillos federales argentinos, que veían con recelo el poder de Mitre.

Francisco Solano López
Francisco Solano López.

En medio de estos dos gigantes se encontraban los estados de Uruguay y Paraguay. La política exterior de Francisco Solano López, que heredó la presidencia tras la muerte de su padre en 1862, se basaba teóricamente en el mantenimiento del “equilibrio de poder” en la región.

El detonante directo de la guerra fue la inestable política de Uruguay. El país estaba dividido entre el gobernante Partido Blanco, nacionalista y aliado de López, y el opositor Partido Colorado, al que apoyaban Brasil y Argentina. En abril de 1863, el líder colorado, Venancio Flores, con el respaldo discreto de sus aliados, lanzó una insurrección para derrocar a su rival, Bernardo Prudencio Berro, de la presidencia.

Tras un año de guerra civil, el apoyo del Imperio del Brasil a los insurgentes se hizo mucho más evidente. En agosto de 1864, alegando supuestos agravios a sus ciudadanos en territorio uruguayo, lanzó un ultimátum al gobierno blanco uruguayo, liderado desde marzo por Atanasio Cruz Aguirre, de forma interina –no se habían podido celebrar elecciones debido al conflicto civil–. Le exigía reparaciones por esos supuestos agravios. Como el gobierno de Aguirre consideró los términos de aquel ultimátum inaceptables, el 12 de octubre de 1864 el Imperio del Brasil inició la invasión del país vecino con el objetivo de deponer al gobierno blanco y colocar en el poder a los colorados de Venancio Flores.

Para López, esta intervención brasileña era una línea roja. Al propiciar la caída del gobierno blanco, rompía el equilibrio de poder y dejaba a Paraguay rodeado por vecinos hostiles. A finales de agosto, el presidente paraguayo había advertido a Brasil de que la ocupación de Uruguay sería un ‘casus belli’. Es decir, un motivo para declarar la guerra. Pero, como hemos visto, el Imperio, subestimando a López, había ignorado la advertencia.

La respuesta de López fue inmediata. El 12 de noviembre de 1864, ordenó la captura del buque mercante brasileño Marquês de Olinda. Un mes después, invadió la provincia brasileña de Mato Grosso. La guerra había comenzado.

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