La mañana del 24 de febrero de 2023 comenzó como cualquier otra en Herndon, una tranquila localidad del estado de Virginia
A las 7:49, el servicio de emergencias recibió una extraña llamada que cambiaría el curso del día. La familia Banfield.
Del otro lado de la línea no se escuchó un pedido concreto de ayuda, sino sonidos. Solo quejas propias de alguien que estaba padeciendo un dolor insoportable. Luego, la comunicación se cortó abruptamente antes de que la operadora tuviera la posibilidad de rastrear la ubicación de la persona. 15 minutos más tarde, el operador del 911 recibió otra llamada del mismo número.
Esa vez un hombre y la niñera que trabajaba en su casa informaron que acababan de dispararle a un intruso que había invadido la vivienda. Al llegar al lugar de los hechos, las autoridades policiales se encontraron con algo mucho peor de lo que imaginaban.
En una de las habitaciones estaban los cuerpos sin vida de Christine Banfield, dueña de casa y madre de familia, y el de Joseph Ryan, el mencionado e intruso. En la casa aún permanecían con vida Brenda Banfield, el esposo de Cristine, Juliana Magalláes, la niñera que vivía con ellos y la hija de 4 años del matrimonio. A simple vista, todo parecía indicar que estaban ante un trágico pero legítimo caso de defensa propia, ante el ataque de un extraño.
Sin embargo, a medida que los días fueron pasando y los investigadores siguieron los pasos que los indicios les marcaban, numerosas contradicciones, silencios y mentiras empezaron a salir a la luz. Lo que al principio parecía una escena casi rutinaria para las autoridades, se transformó en el centro de una de las investigaciones más retorcidas del último tiempo, que logró captar la atención de la prensa local e internacional.
¿Te gustó el artículo? Como sabes, tenemos mucho más para ti. Únete a Curadas haciendo clic en este enlace