¿Cómo influye nuestro relato en el mundo que construimos?
Mariano Sigman, explora el poder transformador del lenguaje en la construcción de nuestra realidad y el manejo de nuestros límites y emociones.
Yo, cuando tenía ocho años, en el colegio al que iba, uno hacía un cross. Un cross era una carrera de más o menos unos 1.800 metros en los que se dirimían un montón de cosas. A mi hermano mayor, que tiene un año más, el cross le fue muy bien. Entre cientos y cientos de niños, quedó creo que tercero o segundo. Vino con una medalla, todo risueño. Nadie se lo esperaba, creo que ni siquiera él mismo, en realidad. Y al año siguiente yo dije que yo también iba a ganar una medalla, porque supuse que, si mi hermano la había ganado, yo también tenía una buena razón para suponerlo. La cosa es que salí corriendo… Ni bien salí a los 50 metros, yo entendí que no iba a ganar medalla, porque a los 50 metros ya iba último más o menos.

A través de una historia personal, una carrera escolar fallida que marcó su infancia, nos muestra cómo las frases que nos decimos pueden cerrar o abrir puertas para toda la vida, influyendo en nuestra identidad, nuestra resiliencia y nuestra capacidad de afrontar los miedos.
Décadas después, en la cima de una montaña, entendió que no era su cuerpo el que había fallado, sino la historia que había creído sobre sí mismo. Descubrió que el verdadero cambio empieza cuando transformamos el “no puedo” en “aún no sé cómo hacerlo”.
Mariano Sigman nos invita a repensar cómo construimos nuestra experiencia a través del lenguaje y nos demuestra cómo las historias que nos contamos moldean nuestras decisiones y la imagen que tenemos de nosotros mismos.
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