Buques de guerra estadounidenses en el Caribe amenazan al gobierno de Nicolás Maduro. Pero para muchos venezolanos, los enemigos verdaderos en la vida diaria son la devaluación del bolívar y la inflación, que se dispararon.
El bolívar cayó más del 70% frente al dólar en el año. El FMI, por su parte, proyecta para Venezuela la inflación más alta del mundo.
La brutal desvalorización de la moneda venezolana, tanto en el mercado oficial como en el paralelo, asfixia a una economía dolarizada que depende del petróleo y de las importaciones.
La atención de Maduro está centrada en el Caribe sur, donde Estados Unidos desplegó una flota naval con el argumento de combatir el narcotráfico. El presidente venezolano estima que Washington busca invadir el país para propiciar un cambio de régimen político.
Es un tema también central en la conversación del venezolano de a pie, aunque llegar a fin de mes es la prioridad absoluta.
Yubiris Reyes Velásquez, una profesora jubilada, recibe una pensión en bolívares equivalente a unos 120 dólares mensuales.
«Tenemos oficialmente la moneda, el bolívar, pero los precios están fijados en dólares, que aumenta a diario. Es imposible cubrir las necesidades básicas», dijo a la AFP esta profesional que vende dulces para complementar sus ingresos.
El dólar paralelo rige casi todas las transacciones entre quienes compran o venden. En el mercado oficial el billete verde se cotiza a 178 bolívares, pero en el negro está a cerca de 300, un 73% más.
El gobierno logró contener el tipo de cambio hasta 2024 para frenar la inflación. Pero ya este año no pudo mantener el anclaje y el FMI proyecta para fin de año una inflación de 254%, la mayor del mundo.
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«Gran capacidad de compra» –
Maduro destaca la «gran capacidad de compra del pueblo venezolano» y asegura que «la economía real crece a ritmo de 9%».
Ordenó anticipar la Navidad a partir del 1 de octubre. Atribuye los problemas a otra «guerra» con Estados Unidos de tipo «económica, comercial, monetaria y financiera».
«Estamos sumidos en una crisis política, económica, y nadie habla de eso. El dólar sigue subiendo. Está a 170. Vas a un hospital y tienes que llevarle hasta los guantes a los doctores», apunta el obrero Freddy Molina, de 47 años.
Hoy la mayor presión del presidente estadounidense Donald Trump contra Maduro no viene desde el mar, sino de sanciones, aplicadas con el argumento de castigar violaciones a los derechos humanos y atentados contra la democracia.
Petroleras extranjeras necesitan licencias de Washington para asociarse a la debilitada estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), mientras el país está sediento de capitales para producir más crudo, aumentar exportaciones y atraer más divisas oficiales.
Pero Maduro -acusado de fraude electoral- no tiene el reconocimiento de Estados Unidos, la Unión Europea y varios países de la región, lo que dificulta facturar exportaciones petroleras del Estado, o atraer inversiones masivas de empresas occidentales.
Y como Trump reforzó esas sanciones, hay menos dólares en el sistema, según operadores.
El petróleo, sin embargo, mantiene a flote la economía.
«El ingreso petrolero nacional por exportaciones creció en agosto. El volumen de producción y exportaciones se mantiene a niveles no vistos desde el 2019», explicó el economista Daniel Barráez, coordinador de un informe del Programa de la ONU para el Desarrollo, que prevé un «robusto» crecimiento económico del 5,3% este año.
Según la OPEP, Venezuela produjo 936.000 barriles por día (bpd) en agosto, contra 867.000 bpd en diciembre de 2024, a pesar de las sanciones.
Una economía precaria –
La brecha cambiaria es el segundo mayor problema para las empresas, después de los altos impuestos, según la asociación industrial Conindustria.
En las tiendas, los precios finales en bolívares se calculan al dólar paralelo, pero se exhiben a tasa oficial, con brecha incluida. Más gasolina para la inflación.
La gente iba a los bancos a cambiar sus bolívares a divisas, pero se secó la oferta. «Entonces acuden al mercado paralelo, lo que presiona la tasa al alza», explica un operador que pidió el anonimato.
El gobierno niega que exista ese mercado paralelo y ha encarcelado a personas por difundir precios o cobrar a «la tasa criminal» paralela.
Pero en aplicaciones permitidas por el gobierno, como Kontigo y Crixto, que operan con «monedas estables» y criptomonedas, el dólar paralelo se vendía el lunes a unos 288 bolívares.
«La gente trata de protegerse en dólares porque sabe que los bolívares son papel de (el juego de mesa) Monopolio y mañana no van a valer nada», resume el economista José Manuel Puente, profesor de la universidad IE de España, quien anticipa un alza de la pobreza.
Con información de AFP