Tenía solo 14 años y toda una vida por delante. El 20 de septiembre, Paloma Nicole perdió la vida tras someterse a una cirugía estética que jamás debió haberse realizado. Su muerte, ocurrida en Durango, México, no solo ha conmocionado a la sociedad, sino que también ha abierto un debate sobre cirugías estéticas.
Paloma fue intervenida para un aumento de senos, un procedimiento que, según las investigaciones, estuvo influenciado y facilitado por su madre, Paloma Jazmín “N”, y su padrastro, Víctor “N”.
Ambos fueron detenidos por la Fiscalía de Durango acusados de omisión de cuidado, falsificación de documentos y usurpación de profesión, pues la madre no contaba con ninguna acreditación que la habilitara para acompañar a su hija en un quirófano, -ejerce como enfermera sin serlo-.
El caso ha generado indignación en México porque revela la vulnerabilidad de una menor sometida a una cirugía riesgosa y el papel de los adultos que debían protegerla.
De acuerdo con medios locales, Carlos Arellano el padre biológico de Paloma, recibió la llamada de su exesposa informándole que su hija había fallecido por complicaciones derivadas de la COVID-19. Sin embargo, la verdad comenzó a emerger durante el velorio.
Mientras familiares acudían a dar el pésame, algunos comentaron lo inusual que se veía el cuerpo de Paloma en el ataúd. El padre, al notar los cambios en el pecho de su hija, empezó a sospechar. Cuando pidió despedirse de ella en privado, confirmó sus peores temores: Paloma tenía implantes mamarios y cicatrices recientes, señales claras de una cirugía estética que le había sido ocultada.
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La investigación señala que la operación fue realizada por Víctor Manuel, pareja de la madre, quien figura como principal responsable.
El supuesto cirujano ha sido suspendido provisionalmente por la Asociación Mexicana de Cirujanos Plásticos, Estéticos y Reconstructivos mientras avanzan las indagaciones.
Según la Fiscalía, la cirugía provocó un paro cardiorrespiratorio y una severa inflamación cerebral. Sin embargo, el certificado de defunción expedido en el hospital indicaba como causa un edema cerebral derivado de una supuesta enfermedad respiratoria, lo que aumenta las dudas sobre un posible encubrimiento.
La historia de Paloma Nicole pone sobre la mesa temas urgentes: la presión social y cultural sobre los cuerpos femeninos desde edades tempranas, la responsabilidad de los padres como principales protectores de los menores y la necesidad de reforzar los mecanismos legales para supervisar a las clínicas que realizan procedimientos de alto riesgo.
Con información de agencias y People en Español