Jorge Iniestra: «El monstruo de Iztapalapa»

El apodo se debe a que sus crímenes se cometieron en la delegación (hoy alcaldía) Iztapalapa, un área densamente poblada de la capital

Jorge Antonio Iniestra Salas, conocido como «El monstruo de Iztapalapa», es un criminal mexicano responsable de un horrendo caso de secuestro, explotación y homicidio que conmocionó a la Ciudad de México en 2011.

Créditos al canal Canal del Crimen en YouTube

Los Crímenes de Jorge Antonio Iniestra Salas.

El caso de Iniestra fue particularmente indignante no solo por los crímenes cometidos, sino por la prolongada duración del cautiverio y la participación indirecta de su pareja, Clara Tapia.

1-La Cautividad y Esclavitud

Secuestro Prolongado: Jorge Antonio Iniestra lo detuvieron en septiembre de 2011. La investigación reveló que había mantenido privada de la libertad y explotada a una mujer, Clara Tapia Herrera, por más de siete años. En el momento de la detención había al menos cinco víctimas en la casa: Clara Tapia, su hijo Ricardo, y sus dos hijas (Gabriela y Rebeca). Además de un bebé de meses que era hijo de Iniestra y una de las hijas de Clara.

Explotación y Abuso: Iniestra ejercía un control absoluto sobre las víctimas, a quienes obligaba a mendigar o trabajar en la calle para entregarle todo el dinero. Los sometía a violencia física y psicológica constante.

Jorge Iniestra
Jorge Iniestra.
2-Los Homicidios

Iniestra también lo acusaron de al menos dos homicidios.

Modus Operandi: Tras cometer los asesinatos, Iniestra mantuvo los cuerpos en su casa por un tiempo, usando cal y creolina para ocultar el olor de la descomposición. Antes de deshacerse de los restos con la ayuda de su hermano en un paraje de la carretera México-Puebla.

3-El Descubrimiento

El caso salió a la luz debido a la denuncia de Clara Tapia Herrera, quien finalmente logró escapar o encontrar el valor para exponer a Iniestra ante las autoridades.

La Contradicción de Clara Tapia: Aunque ella denunció, Clara Tapia también la detuvieron por presunta complicidad y omisión de cuidados hacia sus hijos. Este aspecto del caso generó una fuerte polémica, ya que los defensores argumentaron que ella era una víctima de violencia de género. Esta había sido coaccionada y que no podía proteger a sus hijos del mismo agresor que la controlaba. A Clara Tapia la encarcelaron durante tres años hasta que se logró revertir la acción penal en su contra.

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