Algunos empleados portuarios viven peligrosamente, ya que también trabajan para la mafia.
Los cárteles internacionales sólo logran localizar contenedores con cocaína y sacarlos de los puertos con la ayuda de personas que conocen bien la zona. En manos de la mafia de la cocaína.
En manos de la mafia de la cocaína
Algunos conductores, responsables de la logística o de TI no solo trabajan para empresas de transporte y navieras, sino también en secreto para la mafia. Sólo con la ayuda de estos colaboradores locales, los cárteles internacionales logran localizar envíos de cocaína procedentes de Sudamérica entre miles de contenedores y sacarlos del puerto sin pasar por los controles. Por eso, los investigadores de policía y aduanas los llaman «infiltrados” o, simplemente, «la puerta”. Porque abren los puertos europeos a la mafia.
El puerto de Hamburgo se ha convertido, después de Róterdam y Amberes, en la mayor puerta de entrada para el contrabando de cocaína con destinos en toda Europa. Se estima que solo se descubre entre el 10 y el 20% de las cantidades introducidas de esta manera. Para que este negocio multimillonario funcione, la mafia necesita cada vez más infiltrados con los conocimientos técnicos adecuados. Para detener estos intentos de reclutamiento, aduanas y policía, junto con los operadores portuarios, fundaron en 2024 el nuevo Centro de Seguridad Portuaria.
El reportaje acompaña a los investigadores, ya sea en los controles de camiones y contenedores con un equipo de perros rastreadores o en una instalación móvil de rayos X para contenedores.
También en Róterdam se ofrecen detalles sobre el trabajo de investigación. Un caso real describe cómo actúan la mafia y los colaboradores internos del puerto: desde la llegada de un portacontenedores procedente de Ecuador con 600 kilos de cocaína a bordo, escondidos en cajas de plátanos, pasando por la logística criminal en el muelle, hasta la detención. Lo que atrae a los delincuentes es el dinero. Por los servicios logísticos prestados a la mafia de la cocaína se pagan sumas de cuatro a cinco cifras por encargo. Y quien se mete en el negocio criminal, por lo general no se libra de la mafia. Pero quien sea detenido por los investigadores se enfrenta a penas severas.
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