El mayor estudio sobre la salud de los astronautas ofrece nuevas pistas sobre el impacto de la microgravedad y la radiación en el organismo, que ayudarán a planificar mejor futuras misiones de larga duración. El que más ha sorprendido a los científicos es la disfunción de la actividad mitocondrial
Vivir en el espacio es mucho más sacrificado y mantiene más consecuencias de lo que se cree. Este duro entorno afecta de distintas formas a los astronautas, quienes sufren distintos males luego de los largos viajes espaciales. Y, ahora, un estudio revela qué parte del cuerpo sería el responsable de ello.
En un artículo publicado recientemente en la revista Cell, un equipo de científicos ha identificado al impulsor subyacente de todos los impactos en la salud de los astronautas en medio de sus misiones fuera de la Tierra: las mitocondrias.
«Hemos encontrado un mecanismo universal que explica los tipos de cambios que vemos en el cuerpo en el espacio y en un lugar que no esperábamos», dijo Afshin Beheshti, autor principal del artículo e investigador de KBR, que proporciona contrato de apoyo al Centro de Investigación Ames de la NASA en Silicon Valley de California. «Todo se sale de control y todo comienza con las mitocondrias».
Para esta investigación, se tomaron en cuenta datos recopilados durante décadas de investigación experimental en la Estación Espacial Internacional, con muestras de hasta 59 astronautas, así como también con datos de animales recopilados en GeneLab y el famoso estudio de los gemelos en el espacio.
Las mitocondrias son estructuras diminutas dentro de las células que producen energía para las unidades básicas de biología que componen nuestro cuerpo. Cuando esa producción de energía se interrumpe, muchos de los órganos clave del cuerpo y su sistema inmunológico pueden verse en peligro. Esta nueva investigación indica que esta ruptura en la actividad de las mitocondrias podría contribuir a los desafíos de salud o rendimiento que enfrentan los humanos en el espacio.
«Cuando comenzamos a comparar los tejidos de ratones que volaron en misiones espaciales separadas, notamos que la disfunción mitocondrial seguía apareciendo», dijo Beheshti. «Ya sea que analicemos problemas en los ojos o en el hígado, las mismas vías relacionadas con las mitocondrias fueron la fuente del problema».
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