Los miembros de seguridad destacados durante los actos fúnebres del cantante puertorriqueño Tito Rojas debió extremar esfuerzos ante las muestras de fanatismo de algunos asistentes.
Según se conoció una persona burló el cerco tendido en el Coliseo de Humacao, donde fue velado el «Gallo de la salsa», para fotografiar el cadáver del artista. A los custodios no les quedó otro remedio que retirar al doliente del sitio.
Innumerables personas hicieron cola para tributarle el último adiós al intérprete fallecido a los 65 años de edad tras una carrera de cuatro décadas, durante las cuales popularizó temas como «Siempre seré», «Señora de la madrugada» y «Nadie es terno».
Durante el velatorio se cumplieron con todas las normas de bioseguridad, con los asistentes y las cuadrillas de vigilantes portando sus correspondientes tapabocas.
Tito Rojas fue considerado siempre un «cantante del pueblo». De allí que el acto mortuorio tuviera tantas escenas de sensibilidad por parte de su fiel fanaticada.
Curaduría Pedro Beomon. / Tomado de La Patilla
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El gallo de la salsa, transcurrían los años 90 en Venezuela antes de la dictadura actual, era habitual cada fin de semana disfrutar de los buenos encuentros en los clubes de esa época y escuchar temas de Tito Rojas que por cierto sonaba por todos lados sin ser la excepción las estaciones de radio de la época.
El gallo y dale pa’ bajo’