Hace dos años, Aidan Sleeper necesitaba encontrar un apartamento.
Sleeper, el gerente de locaciones de Billions, que comienza en Estados Unidos su cuarta temporada el 17 de marzo, visitó más de cien lugares que valen decenas de millones de dólares, pero no lograba encontrar el indicado. “Era imposible”, dijo.
El apartamento no era para él —que renta junto con su esposa un lugar en Clinton Hill, Brooklyn—. No, tenía que conseguir una residencia en Manhattan para Bobby Axelrod, el genio de los fondos de inversión en Billions interpretado por Damian Lewis. No se necesitaba un lugar cómodo o acogedor, sino uno que intimidara, asombrara, abrumara y dejara sin aliento, todo de un golpe.
“Siempre bromeamos, ‘multimillonario, no millonario’”, dijo Sleeper una mañana de enero en la oficina de producción de Billions ubicada en Greenpoint, Brooklyn, mientras revisaba archivos de fotos en su computadora. Hizo clic en la de un departamento de tres pisos con valor de 65 millones de dólares que no lo había impresionado cuando lo visitó: “Vas y piensas, ¿de verdad?”, pero enseguida se encogió de hombros y siguió revisando los archivos.
Meses después de que había pasado su fecha límite, cuando inspeccionaba un aburrido penthouse en el vecindario de TriBeCa, desde la terraza alcanzó a ver otro penthouse a varias manzanas de distancia. Una caja de cristal ubicada encima de una vieja imprenta con una sala de doble altura y una terraza circundante, además de 270 grados de vistas de los ríos Hudson y Este. Era urbano, masculino, casi escueto debido a sus pisos de concreto pulido y líneas limpias —sugería multimillonario, no millonario—. Lo rentó.
Algunos programas, como Billions y Succession, de HBO, un punzante drama sobre una dinastía mediática como la de Rupert Murdoch que regresa para su segunda temporada a mediados de este año, deben ofrecer una representación visual convincente de los ultrarricos, el uno por ciento del uno por ciento. Jesse Armstrong, quien creó Succession, describe un principio rector: “Seamos lo más veraces que podamos”.
Leer la nota completa en The New York Times.