León: Un muerto en la escombrera de la Catedral

El hallazgo de un esqueleto contemporáneo entre basura moderna durante unas obras en la basílica de León sale a la luz 28 años después y hoy nadie sabe explicar por qué se silenció.

Nada se sabe del muerto, salvo que estaba allí. Y que no era medieval, ni de tiempos de los romanos, como el resto de los vestigios todavía sin excavar que se apilan y entremezclan en aquella cripta junto a la catedral de León. Sino un hombre que presuntamente transitaba por el siglo XX hasta que algún oscuro episodio truncó su vida.

El difunto dio con sus huesos en un escondite abandonado y casi infalible, un diminuto rincón en el corazón mismo de la ciudad que la mayoría de los leoneses desconocen, a excepción de aquellos que trabajaron alguna vez en la basílica o que la estudiaron a fondo.

En 1990, durante unas tareas de retirada de cascotes ligadas a otras obras en el templo gótico, en el espacio subterráneo compartido por unas termas de hace dos milenios y unos sarcófagos de la Edad Media, los operarios hallaron una osamenta que parecía contemporánea, fuera de contexto. Estaba oculta por escombros arqueológicos, pero también por basura moderna que delataba una actividad relativamente reciente. Aquel esqueleto fue visto y no visto, y aunque se puede afirmar que apareció, no se puede decir que saliera a la luz. Las obras de limpieza se interrumpieron abruptamente y el misterioso capítulo del cadáver sin nombre no ha aflorado hasta 28 años después. De momento, ni en la Junta de Castilla y León ni en la policía ha aparecido algún documento que recoja aquellos hechos. Pero la Dirección General de Patrimonio Cultural desempolva y revisa estos días de fiesta sus archivos de papel en Valladolid y hay un puñado de testigos de la época que admiten que el muerto existió.

 

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