Siempre se dice que «callar es de sabios» y que hay que permanecer en silencio.
Para entender este principio, ilustrémoslo con una fábula de Sócrates, denominada de los «Tres Filtros».
La Fábula de los Tres Filtros
Un discípulo llegó a la casa de Sócrates y empezó a hablar:
– «¡Maestro! Quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…»
Sócrates lo interrumpió: -“¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los Tres Filtros lo que me vas a decir?»
-“¿Los Tres Filtros…?, preguntó el alumno”.
-“Sí” – dijo Sócrates. «El primer filtro es la VERDAD». –“¿Ya examinaste si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?”
-“No… lo oí decir a unos vecinos…», replicó el joven.
-“Pero al menos lo habrás hecho pasar por el segundo Filtro, que es la BONDAD: ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?”
-“No, en realidad no…”
-“¡Ah!” – interrumpió Sócrates.- “Entonces vamos a la último Filtro. ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?”
– “Para ser sincero, no….”
– “Entonces -sonrió Sócrates- Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario… sepultémoslo en el olvido…”
Permanecer en silencio: callar es de sabios, así que aprende a callar.
Cada día se aprecian más los beneficios del silencio. De permanecer en silencio.
Cuando uno calla escucha con mayor eficacia al interlocutor. Se hace más fácil empatizar con el otro, luego de determinar el tono, los gestos y el vocabulario de quien está hablando.
Se aprecia mejor a través de la observación cuál es el placer o el dolor del amigo, del cliente o del socio, por ejemplo, que está hablando. Si se permanece callado se ahorran consejos que nadie ha pedido y así no se desgasta el cerebro.
Permaneciendo con la boca cerrada se pueden recolocar las ideas para ubicar el discurso correcto, mientras los demás parlotean sin cesar.
Dado que a todos les gusta tanto emitir palabras, les parecerá más agradable advertir que uno escucha.
Al permanecer en silencio se enseña al cerebro a dejar de charlar con ideas que por repetitivas se vuelven tediosas, y quitan atención y energía distrayéndonos del foco.
Permanecer en silencio en reuniones de trabajo
Si bien ser asertivo en expresarse no tiene nada de malo, resulta inconveniente cuando la gente no tiene nada que decir. Piense en cuántas reuniones de trabajo terminaron mal porque alguien habló mucho sin decir nada valioso.
Algunos parecen que estuvieran solo esperando su turno para hablar inmediatamente después de que su predecesor en la conversación finalice, sin estar pendiente de lo que realmente era útil que dijera. Aquello sería como lanzar su propio monólogo.
El integrante de un equipo de trabajo decidió mantenerse en silencio durante una semana y abordar solo lo que realmente valiera la pena, siguiendo el consejo de expertos en oratoria pública.
«Usted es un expositor tan seguro de sí mismo», le dijo alguien del público luego de que le tocara intervenir en un evento. En verdad lo que había hecho era tomarse entre 5 y 10 segundos de pausa antes de formular activamente sus pensamientos.
“Los oradores que logran abrazar el silencio, en vez de llenarlo con pausas vocalizadas tales como «um», «eh», «este» y «ustedes saben», son percibidos como más seguros y creíbles”.
Esto lo manifiesta la experta en comunicaciones, Amber Wright.
Experimento de oratoria
“Hablar menos y abrazar el silencio son estrategias de comunicación no verbal que también sirven como reguladores de la conversación” dice Wright en relación con lo que se conoce como «hablar con intención»: la gente parecía escuchar con mayor atención cuando el orador abrazaba el silencio.
Además la persona mejoró su capacidad de escuchar. No tomar las pausa de los demás como la señal para emitir los pensamientos y así oía mejor lo que hablaban.
“A menudo escuchamos para responder, en vez de escuchar para conectarnos. La gente habla demás o divaga porque quiere ser vista”, explica la especialista.
La biblia también también aconseja el silencio
Hasta la Biblia emite opinión sobre el tema. Veamos.
Proverbios 10:19: «En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, mas el que refrena sus labios es prudente».
Proverbios 11:12: «El que menosprecia a su prójimo carece de entendimiento, pero el hombre prudente guarda silencio».
Job 13:5: ¿Quién diera que guardarais completo silencio y se convirtiera esto en vuestra sabiduría?
Amós 5:13: Por tanto, el prudente se calla en ese tiempo, pues es tiempo malo.
Eclesiástes 3.7: «tiempo de rasgar, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar»
Otros libros de sabiduría oriental como el zen y el tao indican que callar es de sabios
La filosofía taoísta, del tao o camino, recomienda aplicar la sabiduría del silencio. Esta doctrina es estricta: solo se debe hablar cuando es estrictamente necesario.
Además aconseja algo que parece obvio pero muchas veces no cumplimos: pensar antes de hablar.
Y no debemos dejar por fuera otra regla de oro del tao: habla poco, sé breve, porque con tus palabras se va parte de tu energía vital o “chi”.
Quizá la regla de oro que aglutina a todas las filosofías es que si no se tienes nada nada bueno, verdadero y útil que decir, no digas nada, o como dice la canción de «El último de la fila»: «Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir». (Te dejamos el video de la canción al final del artículo).
Beneficios de hacer silencio
El silencio, como la soledad, esto es, la ausencia de sonidos, aunque en exceso y en forma crónica puede ser nocivo, de vez en cuando es beneficioso e incluso necesario.
Pero una cosa es buscar un lugar tranquilo, silencioso y calmado para estar en silencio, y otra es hacer silencio activamente.
Callar por un rato puede tener beneficios que dependerán del momento, el lugar y las circunstancias.
Beneficios de callar
- Parecerás más interesante por aquello de que callar es de sabios
- Podrás pensar mejor lo que vas a decir
- Dejarás que los otros hablen y hablar de último tiene sus ventajas
- Casi siempre uno se arrepiente más de lo que dijo que de lo que calló
Algunos momentos en los que callar es de sabios
Cuando no sabes o no entiendes el tema que se habla y no tienes ni siquiera una opinión personal, lo mejor es escuchar, aprender y callar.
Si alguien llora por algo que le duele mucho y no encuentras palabras de consuelo, lo mejor es tenderle una mano o darle un abrazo, en silencio.
En momentos de mucha ira, una persona puede gritar, insultar, exagerar. Es la rabia hablando. A veces, cuando una persona está fuera de sí, cegada por la rabia, lo mejor es callar, dejar que se desahogue y esperar a que se calme un poco antes de argumentar algo.
Si dos o más personas te ponen a decidir o te piden tu opinión, y cualquiera de las opciones ofenderá a alguien o dejará mal a una de las partes, considera usar tu derecho a callar.
Cómo controlar las ganas o el impulso de hablar
Estos sencillos trucos te ayudarán a hacer silencio cuando lo necesites
- Ten siempre un block de notas o un cuaderno a la mano para anotar las ideas y así no tendrás miedo de perderlas si no las dices en el momento.
- Respira profundo y cuenta hasta diez. Aprovecha el tiempo en silencio para ordenar ideas.
- Respeta las normas del buen oyente y mantén la disciplina de no interrumpir a quien está hablando.
- Piensa antes de hablar. No, no lo haces siempre. A veces simplemente escupimos las palabras directo de la mente a la boca sin analizar o revisar lo que vamos a decir.
- Pasa lo que vas a decir por las tres puertas o filtros: ¿Es verdad? ¿Es útil? ¿Decirlo tendrá algún beneficio?
Conclusión: callar es de sabios
La cultura popular, la religión, la filosofía y hasta la ciencia coinciden en los beneficios del silencio y en lo ventajoso que puede resultar callar en los momentos adecuados.
Aprende a controlar el impulso por hablar, por opinar o por contar algo pues saber callar es una muestra de madurez y autocontrol.
Adicionalmente, las actividades de relajación mental y física como respiraciones controladas, meditación, yoga y afines se hacen en silencio. Por algo será.
«Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir. Que hable el mundo y calle el hombre. Calle el hombre y vuélvase a callar«
Tomado de Rocío del Cerro Comunicación, La Nación, Loopian, Knowing Jesus
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