Las mascotas se enamoran de sus dueños (¿?) Revisemos el lazo

Siempre estamos conscientes de la empatía por nuestros animales, sobre todo cuando se trata de perros o gatos

Pero aún se indaga su conexión, así como la de pájaros o peces, por ejemplo, con nosotros, y si eso se puede calificar como «amor».

¿Las mascotas se «enamoran» de sus dueños?

El tratar a las mascotas como si fueran hijos es cada vez más popular, alimentarlos y velar por su salud, por supuesto.

Son tan nobles que se ganan nuestro cariño.

Pero, así como amas a tus mascotas, ¿tus mascotas te «aman» a ti?

¿Las mascotas se «enamoran» de sus dueños? ¿Relación recíproca?

Ya sabemos que tanto los gatos como los perros tienen cualidades neoténicas.

Estos son rasgos que los hacen ver como versiones infantiles de sus parientes salvajes.

Son más sociales, más cariñosos.

Por lo menos, en el caso de los conejos, los hámsteres o algunos pájaros, los hacen parecer más tiernos y abrazables. Y nos dan ganas de protegerlos y cuidarlos.

Entonces, ¿es que nos dejamos llevar por esa apariencia de los animales o en realidad sienten algo por nosotros similar a lo que sentimos por elllos?

Se sabe que algunos insectos como las abejas son capaces de reconocer rostros humanos. Y la mosca de la fruta responde a algunos estímulos que la pueden hacer más agresiva.

Pero sus cerebros son tan simples y tan diferentes a los nuestros que es improbable que sientan de manera semejante a los humanos.

¿Las mascotas se "enamoran" de sus dueños?

¿Las mascotas se «enamoran» de sus dueños? Lindo pececito

Los peces dan señales de un comportamiento un poco más complejo.

Un pez llamado cíclido convicto es conocido por ser monógamo. Un estudio mostró que cuando se separaba a una pareja, la hembra mostraba un comportamiento más pesimista: estaba menos dispuesta a buscar comida o a reproducirse con otros congéneres.

No es un seguro de si esto es una señal de que el animal «siente algo» o simplemente cambió su conducta mecánicamente.

Dueños de peces reportan que sus mascotas se ponen «contentas» cuando los ven llegar a casa. Esto podría ser un condicionamiento: relacionan ciertas imágenes y sonidos- como abrir la puerta – con el alimento que están a punto de recibir.

Sin embargo, investigaciones mostraron que el pez arquero es capaz de distinguir caras humanas: fue entrenado para escupir cuando veía los rostros de ciertos individuos y no el de otros.

Esto pareciera indicar que pueden formar vínculos con algunas personas.

Pero los peces tienen estructuras cerebrales relativamente simples que carecen de neocórtex, y los científicos aún no están de acuerdo de si el comportamiento que muestran es señal de estados emocionales.

¿Las mascotas se "enamoran" de sus dueños?

¿Las mascotas se «enamoran» de sus dueños? Las neuronas de los pájaros

Los pájaros tampoco tienen neocórtex, pero poseen más neuronas por centímetro cúbico que los humanos.

Los cuervos pueden reconocer y agredir a personas que los han atacado en el pasado.

Se ha comentado incluso que las urracas hacen pequeñas ceremonias «funerales» a sus compañeros caídos.

Los periquitos australianos forman parejas de toda la vida, incluso con individuos del mismo sexo.

Se ha demostrado que imitan sus cantos o parloteos para formar lazos sociales con los de su parvada.

Y se sabe que los loros, en general, en ausencia de otros géneros, pueden formar ese vínculo con seres humanos, acicalando su cabello o compartiendo comida, dando «besos de piquito» y, al parecer, también imitando los sonidos de las personas.

Claro que esto puede ser evidencia de que hacen lo que les conviene y no de «amor» como lo entendemos los humanos.

Los pericos pueden mostrar esa adaptación hacia cualquier persona que los cuide, aunque esta cambie.

¿Se trata de «amor»?

Por lo menos podemos decir que se trata de apego y cierto gusto de estar con la persona.

¿Las mascotas se "enamoran" de sus dueños?

¿Las mascotas se «enamoran» de sus dueños? ¿Qué pasa con los mamíferos?

Si consideramos que para sentir amor es necesaria la empatía, es decir, la capacidad de compartir los sentimientos de alguien más, reconociéndolos como similares a los nuestros y, por lo tanto, desear el bien del otro, sabemos que los insectos y reptiles no la tienen.

Y no queda claro si peces y aves tienen esta capacidad.

Con los mamíferos ya no tenemos duda.

Aunque es imposible saber exactamente que siente un animal, sí podemos observar tanto los cerebros como la conducta de los animales.

Los cerebros de los mamíferos tienen varias estructuras complejas relacionadas con la empatía.

Nos estamos refiriendo a las áreas denominadas giro supramarginal o al córtex del cíngulo anterior, por citar ejemplos.

Si una rata ha sufrido una descarga eléctrica y ve que otra padece lo mismo también se paraliza por un momento.

Lo que no sucede si la rata tiene inhibida esa zona del cerebro.

Muchos experimentos con roedores han mostrado que les afecta observar a un compañero sufriendo.

¿Somos los consentidos de perros y gatos?

¿Y qué hay en el caso de los perros y los gatos?

A los perros cuando son acariciados les baja la presión arterial y les suben los niveles de oxitocina.

Esta es la llamada «hormona del amor» que fortalece los vínculos.

Lo mismo les pasa a los humanos cuando acarician a un perro.

También les ocurre a los gatos. Pero a los mininos solo les aumenta la concentración de esta molécula en una quinta parte que a los perros.

Es evidente que los perros se emocionan cuando llega su humano favorito: mueven la cola en señal de alegría y si te tienen mucha confianza se ponen «panza arriba» para que los acaricies.

Y todo indica que no solo es porque eres su fuente de alimento: de verdad crean un lazo contigo.

Incluso, el bostezo perruno es señal de empatía.

Pareciera que los gatos no muestran tanto afecto, pero sus expresiones son más sutiles.

La costumbre es más fuerte que el amor

Mientras que los perros actúan diferente ante los humanos que ante otros canes, los gatos nos tratan como a uno de los suyos.

El ronroneo que hacen cuando los acaricias muestran relajación y placer. Si se te queda viendo y parpadea lentamente es señal de confianza.

Cuando el gato pega su cabeza contigo o se frota está mezclando su aroma con el tuyo.

Los mininos no solo se estresan cuando faltas: se tienen registros de félidos que defienden a sus dueños.

Aunque no podemos probar a ciencia cierta que sienten los animales, sabemos que compartimos con muchos de ellos los circuitos básicos del amor.

Probablemente lo que nosotros experimentamos es simplemente una versión más complicada de las emociones que ellos sienten.

Lo que las mascotas disfrutan es de tu compañía, jugar contigo y tus caricias.

Tomado de CuriosaMente, Mascoteros, Los Angeles Times.

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