Chelsea y Liverpool no logran decidir qué equipo debía seguir disputando el título de liga al Manchester City.
El partido más importante del curso hasta la fecha llegaba en un mal momento para Chelsea y Liverpool. Los primeros perdieron el liderato cayendo ante el West Ham y encadenando una racha de tres empates en sus cuatro últimos partidos.
Aquejados por las bajas producidas por el COVID-19, los londinenses perdían comba. Y también a su delantero. Thomas Tuchel dejó a Romelu Lukaku fuera de la convocatoria por la entrevista del belga en Sky Italia en la que se mostró desconforme con el sistema del técnico alemán.
Su urgencia, de cara al duelo del domingo, era la misma que la de su rival. Los de Anfield venían de sumar un sus dos últimos partidos de liga, y viajaron a la capital inglesa con ausencias importantes.
Caoimhin Kelleher entraba en el lugar de Alisson, Ibrahima Konaté en el de Joel Matip… y Pepijn Lijnders se sentó en el banquillo. Jürgen Klopp se quedó en casa después de dar positivo en una prueba de COVID-19.
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