Técnica de la lobotomía: Espeluznante método quirúrgico

Por tal procedimiento se confirió incluso un Premio Nobel de Medicina. Hoy ya no se practica pero es muy conocida en los anales de la ciencia.

Técnica de la lobotomía: espeluznante método quirúrgico.

Una historia tan terrorífica y subjetiva que parece ficticia.

Pero es la realidad y pasó no hace mucho.

Técnica de la lobotomía: Parece extraída de un cuento macabro

Es la historia de la lobotomía, una técnica quirúrgica que pretendía curar los problemas psiquiátricos a base de perforaciones en el cerebro, y que se aplicó a miles de pacientes indefensos.

En aquella época las instituciones mentales estaban saturadas de personas que no se sabía cómo tratar.

Los primeros fármacos neurológicos no aparecerían hasta décadas después y el tratamiento más recurrente era el del electroshock.

Este se basaba en el efecto curativo del coma y las convulsiones inducidas por descargas eléctricas.

No había riesgo de muerte pero los pacientes solían acabar con varios huesos rotos.

Técnica de la lobotomía: Primeros experimentos

En la década de los años 30 del siglo pasado, en un congreso de neurocirugía en Londres., Reino Unido, se expuso un experimento realizado con dos chimpancés

Los anímales presentaban síntomas de ansiedad y neurosis.

Se les extirpó el lóbulo frontal del cerebro y en uno de los simios desaparecieron los síntomas, mostrándose más dócil y calmado.

Técnica de la lobotomía

Uno de los asistentes, el neurólogo portugués António Egas Moniz quedó tan impresionado con la prueba que decidió aplicarla en humanos.

Meses después Moniz desarrolló una técnica quirúrgica sometiendo a veinte personas que sufrían de trastornos de neurosis y ansiedad.

Consistía en perforar dos agujeros en la parte frontal y lateral del cráneo, e inyectar alcohol sobre la corteza del cerebro para matar una parte del mismo.

Técnica de la lobotomía: Innovando el procedimiento

Más adelante mejoraría la intervención utilizando un leucótomo, que insertaba en el agujero y con su rotación seccionaba más o menos rodajas de cerebro, dependiendo de la gravedad del individuo.

Moniz y su equipo analizaron la evolución inmediata de los pacientes y constataron un éxito.

Siete se habían curado y siete habían mostrado mejoría, mientras que los restantes seis no habían cambiado.

Publicaron los resultados legitimando la lobotomía como tratamiento.

Años después Moniz recibió el Premio Nobel de Medicina.

Desgraciadamente, en 1939 uno de sus pacientes descontento con su tratamiento, le disparó ocho tiros, dejándolo con movilidad reducida el resto de su vida.

Técnica de la lobotomía

Popularización

Estados Unidos fue el país donde más lobotomías se hicieron, y el culpable de su popularidad fue el psiquiatra Walter Freeman, que realizó innumerables operaciones.

Utilizaba una técnica más rápida que consistía en introducir un punzón similar a un picahielo a través de la órbita del ojo, y rotarlo para destruir la conexión del lóbulo frontal con el resto del cerebro.

Se realizaba en un máximo de 15 minutos y no necesitaba de especiales cuidados, por lo que podía hacerse fuera del quirófano.

Gracias a ello Freeman comenzó a ofrecer este servicio a domicilio, viajando por el país en una furgoneta a la que llama el «lobotomóvil».

Su método era difundido en los periódicos y en la televisión, y los pacientes acudían a hacer cola.

Se estima que hizo alrededor de 2.500 lobotomías y que hubo ocasiones en que realizaba hasta 24 diarias.

En total más de 5.000 personas fueron lobotomizadas en Estados Unidos y entre 40.000 y 50.000 en todo el mundo.

Consideraciones cerebrales

Freeman opinaba que el lóbulo frontal contenía la personalidad del sujeto, mientras que la emoción residía en el tálamo.

En los enfermos mentales el tálamo predominaba sobre el resto y provocaba las obsesiones.

La lobotomía cortaba algunos nervios del cerebro, eliminando esa predominancia y estabilizando la personalidad.

Según anunciaban servía para tratar la depresión, la esquizofrenia, la neurosis la ansiedad y, créalo, el comunismo.

Técnica de la lobotomía

Pero lo cierto es que la lobotomía anulaba la personalidad de los pacientes, dejándoles en un estado similar al de un zombie.

Ya no presentaban ansiedad ni agitación, pero porque quedaban totalmente indiferentes al mundo que les rodeaba, sumidos en la apatía.

La mortalidad no era alta pero con el tiempo muchos tuvieron daños cerebrales graves como retraso mental o estrado vegetativo.

Insistencia

Aún así la lobotomía se siguió practicando porque había una tercera parte de los intervenidos que mejoraban en sus síntomas.

Y porque no existía más tratamiento alternativo que el confinamiento perpetuo en una institución mental.

Precisamente los detractores afirmaban que la lobotomía se empleaba para poder calmar y hacer más manejables a los pacientes mentales.

Algunos casos de intervenidos se hicieron muy conocidos.

Como el de Howard Dully, lobotomizado con tan solo 12 años de edad. Ya de adulto en 2007 publicó sus memorias en las que explicó su vida entre la cárcel y el alcoholismo.

O el de Rosemary Kennedy, hermana menor del célebre presidente estadounidense.

Discapacitada mental, fue lobotomizada en un sanatorio por su padre, para que no perjudicase la imagen pública de la familia.

A partir de los años 50 comenzaron a adoptarse otros tratamientos menos agresivos.

Alternativas modernas

Con el descubrimiento de la clorpromazina, la efectividad de la medicación mejoró mucho y la lobotomía se dejó de utilizar.

Freeman realizó su última lobotomía en 1964, cuando una paciente suya que se operaba por tercer vez falleció por una hemorragia causada por la intervención.

El resto de su vida lo pasó estudiando y haciendo seguimiento a sus pacientes para intentar demostrar que su método funcionaba.

Sin embargo, se demostró que la lobotomía solo tuvo una efectividad del 10 % y que, por el contrario, producía secuelas irreversibles en la mayoría de las personas tratadas.

Con estos datos, un grupo de familiares de afectados viene reclamando a la Academia Sueca que le sea retirado el Premio Nobel a Moniz por considerar que su logro ha causado más daño que beneficio.

La lobotomía puede parecer un horror de épocas pasadas, pero lo cierto es que se siguió practicando hasta casi los años 80.

Afortunadamente hoy en día sabemos mucho más acerca del funcionamiento del cerebro, y del rol fundamental que tienen los lóbulos frontales en la esencia misma de nuestra personalidad.

Tomado de Draw My Life.

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