El autismo no es una enfermedad, es un espectro. Identíficalo.
Cuando examinamos a cien adolescentes al azar, encontramos que aunque todos se ven muy diferentes sus mentes funcionan de manera muy similar.
Sin embargo, uno o dos tienen mentes que son atípicas de una manera particular.
Podrían estar diagnosticados con autismo.
El autismo no es una enfermedad: Cuestión neuro-atípica
Esto le sucede a los niños cuatro veces más que a las niñas, quizá porque diagnosticarlos es más fácil.
Los niños y adultos considerados como autistas experimentan el mundo de manera diferente, porque nacieron con varios grados de rasgos neuro-atípicos.
La mayoría de los niños autistas tiene sentidos más refinados y comparten un profundo deseo de traer lógica a su entorno.
Algunos buscan comportamientos repetitivos que siguen patrones específicos y muchos parecen ser asociales y evitan el contacto visual.
El autismo no es una enfermedad y por tanto no se puede curar.
Dado que todos nuestros cerebros son diferentes y existe una gama infinita de matices en su arquitectura, el autismo se define como un espectro.
En un lado del autismo está el espectro de alto funcionamiento.
Estos niños son muy inteligentes y tienen habilidades e intereses extremos en áreas específicas.
En el medio están aquellos con inteligencia promedio y algunos problemas para aprender cosas nuevas en la escuela.
En el otro extremo del espectro se encuentran los niños con graves problemas de aprendizaje que pueden necesitar apoyo en su vida diaria.
El autismo no es una enfermedad: El ejemplo de Timo
Timo, un niño pequeño, puede ayudarnos a comprender cómo puede ser vivir con una mente neurodivergente.
Su mamá notó desde el principio que su hijo evitaba el contacto visual y que a menudo se enfadaba si ella lo abrazaba.
Nunca le devolvía la sonrisa y jugar son sus amigos a menudo terminaba en una rabieta.
Su madre sospechó que algo andaba mal cuando Timo todavía no hablaba más de dos o tres palabras a la vez incluso después de cumplir cuatro años.
Ella buscó ayuda y Timo fue diagnosticado con trastorno del espectro autista o TEA.
Timo tiene una percepción atípica.
Al leer libros o ver películas, el cerebro de Timo capta y organiza la información de manera diferente.
El autismo no es una enfermedad: Percepción del mundo
Mientras que sus pares neurotípicos clasifican las cosas y forman esquemas – por ejemplo, identifican todo lo que tiene cuatro patas y ladra como un perro -, para Timo cada tipo de perro es único y se categoriza individualmente en su mente.
Su atención al detalle y su incapacidad para generalizar hacen que Timo sea más objetivo en su percepción del mundo y menos propenso al sesgo de encuadre.
Sin embargo, también hace que todo tipo de nuevas experiencias sean increíblemente complejas, por lo que le encanta seguir una rutina diaria rígida para limitar su input sensorial.
Timo es muy sensible.
Su cerebro amplifica cualquier input que percibe- escucha todo y tiene un mayor sentido del tacto -.
Sin embargo, este superpoder hace que las situaciones en las que muchas personas hablan simultáneamente sean muy desafiantes.
Obsesión por la lógica
Timo escucha a todos pero no entiende nada.
La sensibilidad al tacto hace que comer sea una experiencia intensa.
Si una textura o sabor es demasiado para manejar, Timo no lo comerá.
El caminar descalzo sobre la hierba mojada o jugar en la tierra también abruma a su cerebro.
Tiene una obsesión por la lógica. Timo busca naturalmente patrones que traigan lógica a este mundo.
A veces también intenta poner orden en su propio comportamiento y formas de mover su cuerpo.
Cuando los patrones estructurados de Timo se rompen, se enfada.
Lo asusta cuando alguien cuenta hasta 8 pero no continúa hasta 10.
Los médicos lo llaman trastorno obsesivo-compulsivo o TOC.
Problemas de conexión
Timo experimenta la desconexión social. Tiene problemas para conectarse con los demás, porque los entornos sociales abruman su sensibilidad y deseo de orden.
Debido a que las emociones humanas son muy complejas y no siguen un patrón predecible establecido, Timo a menudo se encuentra malinterpretando las situaciones y causando molestias en las personas.
Como consecuencia las evita y rara vez hace contacto visual, lo cual no le importa mucho ya que la mayoría de las cosas que hablan los demás son ilógicas, irrelevantes y aburridas.
Durante cuatro años su madre lo hizo tratar con un terapeuta que le mostraba imágenes de rostros para ayudarlo a aprender a identificar los sentimientos.
Esto significó que mejoró en la identificación de las expresiones faciales y las emociones correspondientes.
Sin embargo, personalmente, todavía no esta muy interesado en leer caras o establecer nuevos contactos sociales.
Tiene dos amigos que comparten los mismos intereses y no podría desear más.
Dado que al autismo de Timo no es una enfermedad que podríamos tratar, sino más bien una forma diferente de experimentar el mundo, la pregunta sigue siendo si debemos tratar de cambiarlo.
O aceptarlo tal como es.
Entonces, ¿deberíamos tratar a los niños con autismo con terapia o celebrarlos por lo que son?
¿O tal vez hacer ambas cosas?
¿Quizá no son sus mentes atípicas sino nuestra forma estereotipada de mirarlos lo que necesita corrección?
Tomado de Sprouts Español.
También puede interesarte: Frases de sociópatas: Cuidado porque podrían confundirte (+Video).