Las brujas de Salem: conoce la verdad de los juicios

Los juicios de las brujas de Salem comenzaron durante la primavera de 1692, después de que un grupo de niñas en la pequeña ciudad de Salem, Massachusetts, afirmaran estar poseídas por el diablo y acusaran a varias mujeres locales de brujería

Un pueblo puritano, las historias sobrenaturales de una esclava y unas niñas que, según confesó una de ellas, “tenían que divertirse con algo”, llevaron a la muerte a 16 mujeres y 6 hombres en Nueva Inglaterra. Los juicios de las brujas de Salem.

El año 1692 fue especialmente catastrófico para las colonias de Nueva Inglaterra, en la costa este de lo que serían los Estados Unidos. Los impuestos eran exorbitantes, el invierno era duro, los piratas atacaban a los comerciantes y la viruela causaba grandes estragos. Para los hombre y mujeres educados en el estrecho y rígido mundo evangélico, las desgracias de ese año eran debidas al Demonio. Para los puritanos de Nueva Inglaterra, siempre en guardia contra demonios y brujas, no se podía poner en duda la existencia de lo sobrenatural. El clero administraba la ley de Dios y de los hombres en lo que podríamos considerar una teocracia inexpugnable.

Las “ocho perras brujas”

En este mundo, y concretamente en un pueblecito llamado Salem, en Massachusetts, el diablo iba a obrar maravillas. Todo comenzó cuando un grupo de jovencitas se reunían para escuchar las fantásticas historias de las Indias Occidentales que les contaba Tituba, la esclava del reverendo de Salem, Samuel Parris.

Los relatos de Tituba impresionaron a las más jóvenes del grupo: la hija del reverendo, Elisabeth, de 9 años, y a su sobrina, Abigail Williams, de once. Empezaron a sufrir ataques con sollozos y convulsiones. Ambas desafiaron al mundo de los adultos con su actitud desobediente, anárquica y insubordinada, llegando a unos extremos inimaginables en la mente de un severo reverendo. Y sus ataques histéricos sirvieron de inspiración a las chicas de más edad. Ann Putnam, Elisabeth Hubbard, Mary Walcott, Mary Warren, Elisabeth Proctor, Mercy Lewis, Susan Sheldon y Elisabeth Booth, las “ocho perras brujas” como las definiría un acusado durante el juicio. Y lo que comenzó como una travesura terminó en un juicio por brujería.

Las brujas de Salem

La culpa es del demonio

Las chicas dijeron que unos espectros las atormentaban. En primer lugar las jóvenes convirtieron en chivos expiatorios a las personas que más antipatías despertaban en la comunidad. Después, la acusación se extendió a cualquier ciudadano: nadie estaba a salvo. Los jueces que llevaron el caso estaban convencidos de la acción del demonio y utilizaron a las chicas como acusadoras: a quien señalaban como brujo, le acusaban. 

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Fuente MUY INTERESANTE

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