Barcos de la Marina y de la Guardia Costera de Estados Unidos se han desplazado hasta la zona del océano Atlántico donde supuestamente cayeron los restos del globo chino derribado el sábado, en busca de pistas que permanezcan esclarecer si era un aparato de espionaje o tenía fines de investigación, como asegura Pekín.
Las autoridades estadounidenses han establecido un perímetro para tratar de evitar intromisiones y asumen ya que tendrán que recurrir a buzos o equipos no tripulados para recuperar los restos, según fuentes oficiales citadas por CNN.
Estiman que pueden estar a unos 15 metros de profundidad. Los expertos no han realizado por ahora ningún tipo de estimación, aunque las fuentes consultadas sí esperan que los restos estén ya en poder del Gobierno en “un tiempo relativamente corto”. “No creo que sean meses o semanas”, ha explicado una fuente a CNN.
Continúa leyendo en El Nuevo Herald.