Italia ha abierto el camino: ahora más gobiernos europeos se plantean prohibir ChatGPT

La primavera no le está sentando bien a ChatGPT. La popular Inteligencia Artificial (IA) de OpenAI —y lo de popular es quedarse cortos, dado su enorme flujo de usuarios mensuales— ha tenido que lidiar ya con dos «sapos» en cuestión de semanas: el primero fue la carta en la que un millar de referentes del mundo tecnológico admiten su preocupación por GPT-4 y piden una reflexión profunda antes de seguir con IAs más avanzadas; el segundo, la decisión de las autoridades italianas de bloquear la herramienta entre recelos por su uso de los datos.

De las dos noticias, la primera ha sido la que más titulares ha acaparado. Es la decisión italiana sin embargo la que amenaza con una resaca mayor para OpenAI, la firma detrás de ChatGPT. ¿La razón? Otros países parecen haber tomado nota.

¿Qué ha hecho Italia?

Pulsar el botón de «pause» de ChatGPT. Garante, el organismo italiano encargado de la protección de datos, decidía hace unos días bloquear la IA en el país tras detectar dos peculiaridades: una recogida de datos ilícita y la falta de un sistema que permita verificar la edad de los menores. 

Si bien se adoptó de forma «inmediata», el organismo regulador aclara que la medida —que restringe el tratamiento de datos de usuarios italianos por parte de OpenAI— es temporal y ha dado a la compañía 20 días para que demuestre su cumplimiento de la ley. De momento ha abierto ya una investigación.

¿Y cuál es el motivo?

Al desarrollar su argumentario, el organismo italiano lamenta la falta de información y pone la lupa en la recogida de datos personales. «No se proporciona información a los usuarios ni interesados cuyos datos recopila OpenAI. Y lo que es más importante, no parece haber ninguna base jurídica que justifique la recopilación y procesamiento masivos de datos personales para ‘entrenar’ los algoritmos en los que se basa la plataforma», concluye.

El organismo italiano insiste además en que —aunque el servicio de OpenAI se dirige supuestamente a mayores de 13 años— no se aprecia ningún mecanismo de verificación de la edad para los usuarios. «Expone a los niños a recibir respuestas absolutamente inapropiadas para su edad y conocimiento», remarca.

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