Embárcate en un apasionante viaje a través de la mitología egipcia mientras desentrañamos los misterios detrás del emblemático Ojo de Horus. Sumérgete en la fascinante historia que rodea a este símbolo sagrado, descubriendo su poder
El ojo de Horus es uno de los amuletos más antiguos que se conocen y del que hay testimonios ya desde el Reino Antiguo. Salud, realeza y renacimiento son algunos de sus significados más conocidos. En general, los amuletos eran objetos mágicos que los egipcios solían incluir en sus ajuares funerarios, si bien también eran usados en la vida diaria como elementos apotropaicos dotando a la persona que los usaba de poderes sobrenaturales o de protección.
En el caso de su uso funerario solían situarse, bien sobre la momia, cosidos a las vendas, bien entre las distintas capas de lino que componían el envoltorio del cuerpo momificado. También es posible encontrarlos engarzados a modo de collar. Estos amuletos de protección ayudaban al difunto en su paso al más allá.
El aspecto protector del ojo de Horus estaba relacionado con el material y el color de los mismos, así como con el ritual y el ensalmo que llevara asociado. Algunos de estos ensalmos están presentes en el Libro de la Salida al Día (o Libro de los Muertos) y describen el tipo de material, la forma y hasta el color que han de llevar estos amuletos. Incluso especifica cómo han de ir posicionados en el cuerpo del difunto.

Por ejemplo, en el capítulo 140 del Libro de los Muertos hay una referencia al sol como el ojo, y el ensalmo debía ser «Dicho sobre un ojo de puro lazuli o piedra mak adornada con oro; se hace una ofrenda ante él de todas las cosas buenas y sagradas»; otra mención es el ojo hecho de jaspe, «que el hombre se pondrá en cualquiera de sus miembros que escoja». El capítulo 167 también hace referencia a un ojo de Horus, o wedjat, traído por Djehuty, esto es, por el dios Toth.
Como hemos visto, el material empleado en la elaboración de los amuletos era diverso: obsidiana, lapislázuli, fayenza, jaspe e incluso cobre o madera. El material y por tanto el color resultante contenía un significado preciso que contribuía a incrementar el carácter protector del mismo.
El poderoso amuleto del Ojo de Horus
En nuestro caso, el ojo de Horus como amuleto representa el ojo que este último perdió en la contienda con Seth, su hermano o su tío según la narración que consultemos. El simbolismo de esta parte del cuerpo hizo que se convirtiera en un amuleto protector, ya que, según la leyenda, una vez que el ojo le fue devuelto a Horus, este lo usó para revivir a su padre asesinado, el dios Osiris, reuniendo todos los miembros de su cuerpo maltratado.
De ahí proviene el significado de unidad restablecida. En conmemoración de este evento, a menudo se colocaba un ojo wedjat sobre la herida de evisceración en la momia para recomponer el cuerpo de nuevo tal y como sucedió con el de Osiris. Era un amuleto tan poderoso que incluso podía reemplazar las ofrendas de comida reales que se presentaban en el ritual diario ofrecido al difunto.
La representación del ojo de Horus combina un ojo humano y una ceja, pero, además, debajo del ojo hay una gota y un bucle que son las marcas distintivas de la hembra del halcón lanero o alfaneque, ave característica de África.
Además de amuleto físico, el ojo de Horus, o bien el par de ojos, se incluía en la decoración de los ataúdes de Reino Antiguo y Reino Medio, principalmente. La ubicación de este elemento protector se situaba en el lado izquierdo del ataúd, para que el difunto tuviera la facultad de ver lo que ocurría en el exterior a través de ellos. Así pues, al ser identificado con Horus, el difunto puede ver por medio de los ojos del dios.
Los misteriosos aspectos del orden divino en la mitología egipcia
En la mitología egipcia, el ojo de Horus, u ojos wedjawt en plural, ya que son propiamente un par, representan los dos ojos del dios Horus y son comparados con el sol y la luna. Cuando se imaginaba a Horus como un halcón celestial, se consideraba que su ojo derecho era el sol y su ojo izquierdo era la luna. La referencia a la luna viene justificada por los ciclos menguante y creciente de la luna durante cada mes. Menguante cuando el ojo fue lesionado y creciente cuando se restauró dicho órgano.
En el antiguo Egipto, la palabra para ojo es un sustantivo femenino, por lo que los ojos de las divinidades masculinas podrían personificarse como diosas. La pérdida o mutilación temporal de uno o ambos de los ojos de Horus eran un tema común en la mitología.
El agresor era Seth, y el ataque sufrido por Horus puso en peligro a todo el cosmos, ya que se puso en juego la estabilidad del mismo, el orden cósmico que habría que reinstaurar. De Horus a veces se decía que rescató su propio ojo, pero la idea más aceptada es que fue restaurado por Toth.
El ojo wedjat podría representar casi cualquier aspecto del orden divino, incluyendo la realeza y las ofrendas hechas a los dioses y los difuntos.
En la mitología egipcia Horus podía manifestarse de varias formas. En la forma de Horus el Viejo se decía que este tenía un ojo verde y un ojo blanco o «menor». El color verde a veces era equivalente al rojo en el simbolismo egipcio, por lo que este era el ojo sol. El ojo blanco (o plateado) era la luna. Las coronas rojas y blancas de los reyes egipcios podrían equipararse pues con los ojos solar y lunar.
Cuando Horus es tratado como el hijo vulnerable de Isis en lugar de como el halcón cósmico, las narraciones son más explícitas. En la Disputa de Horus y Seth, este último arranca ambos ojos a Horus para castigarlo por decapitar a su madre, la diosa Isis, en un ataque de ira. Seth entierra los ojos en la ladera de una montaña donde crecen flores de loto. Mientras tanto, la diosa Hathor cura a Horus con leche de gacela y restaura sus ojos.
Aplicaciones prácticas: el saber antiguo en la actualidad
Una historia similar la encontramos en el Papiro Jumilhac, de época ptolemaica- romana, en el que se narra cómo Anubis tiene que enterrar unas cajas que contienen los ojos de Horus en la ladera de una montaña. Isis riega los ojos para traerlos de vuelta a la vida, creando así las primeras vides de uva en el proceso.
Este mito refuerza la identificación ritual común del ojo de Horus con el vino, los alimentos y los perfumes ofrecidos a los dioses en los templos. El crecimiento de plantas útiles, procedente de los ojos enterrados de Horus, es un paralelismo con el crecimiento de la cebada y el trigo del cuerpo de su padre, Osiris. Es lo que se conoce como el Osiris vegetante, que es la representación iconográfica del dios naciente.
Los mitos que involucran un solo ojo lunar de Horus a menudo nombran a Toth como el dios que lo rescató de debajo de la tierra o bajo el agua. En algún momento, el ojo debió haber sido desgarrado, como ocurrió con el cuerpo de Osiris, ya que se dice que Toth juntó las piezas de nuevo.
En su vertiente más práctica, las seis partes del ojo wedjat (pupila, frente…) también eran usadas en la escritura jeroglífica para escribir o representar las fracciones que componían la medida de grano estándar, o heqat. Los rituales de contar y completar mediante el ojo de Horus se realizaban en los templos todos los meses, vinculándolo así al ciclo lunar.
Asimismo, los medicamentos utilizados en la medicina egipcia eran prescritos en la mencionada medida basada en el ojo wedjat, para así poder conjugar la virtud sanadora del ojo de Horus con el medicamento prescrito.
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