Cerca de una antigua ciudad minera en Europa Central, famosa por su pintoresca cantera azul turquesa, se ha encontrado la pelvis fosilizada de un Rudapithecus.
Durante diez millones de años, este simio aguardó pacientemente en Rudabanya, Hungría, hasta ser hallado y aportar, con datos obtenidos de su pelvis fosilizada, rasgos interesantes de los orígenes de la evolución humana.
Un equipo de investigación internacional dirigido por Carol Ward de la Universidad de Missouri ha analizado esta nueva pieza y propuesto, en base a los resultados de su estudio, que el bipedalismo humano podría tener un origen ancestral anterior a lo que se pensaba.
La pelvis fue descubierta por David Begun, profesor de antropología de la Universidad de Toronto, quien invitó a Ward a colaborar con él para estudiar el fósil.
El trabajo de Begun sobre huesos, mandíbulas, dientes y extremidades del ejemplar hallado, había demostrado que éste era pariente de los simios y humanos africanos modernos: una sorpresa dada su ubicación en Europa.
Sin embargo, hasta el momento la información sobre su postura y locomoción había sido limitada, por lo que el descubrimiento de una pelvis ha sido realmente importante.
«Esta evidencia hace que en lugar de preguntarnos por qué nuestros antepasados se irguieron desde una posición cuadrúpeda, preguntarnos, en primer lugar, por qué nuestros antepasados nunca cayeron a cuatro patas desde los árboles».
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