Dientes de sable: un diseño que la naturaleza usó y luego descartó

Los dientes de sable representan un fascinante ejemplo de evolución convergente

Es decir, diferentes grupos de mamíferos los desarrollaron de forma independiente.

Este «diseño» fue exitoso para depredadores que vivieron entre hace 33.700.000 y 9.000 años.

Sin embargo, los dientes de sable ya no existen en las especies modernas.

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Por qué el diente de sable fue un buen «diseño»

Los dientes de sable permitían a sus portadores ser depredadores eficientes, capaces de cazar grandes presas.

Los gorgonopsios, por ejemplo, fueron los primeros animales con diente de sable hace unos 250 millones de años.

Y sus caninos de hasta 13 centímetros les permitían desgarrar a sus presas.

Dientes de sable del Smilodon

Smilodon, uno de los más conocidos dientes de sable, tenía caninos de hasta 20 centímetros.

Tigre Dientes de sable
Los dientes de sable del Smilodon

Estos dientes no solo eran largos, sino que también estaban adaptados para cortar. Con bordes serrados formados por esmalte y dentina, lo que les permitía infligir heridas rápidas y mortales.

Adaptaciones en la mandíbula, como el enderezamiento del cuerpo mandibular y la rotación del proceso coronoides en Smilodon, mejoraron aún más su capacidad para manejar una dieta basada en grandes presas.

Múltiples orígenes de los dientes de sable

La evolución del diente de sable ocurrió de manera independiente en al menos cuatro grupos de mamíferos: macairodontinos (como el Smilodon), nimrávidos, creodontos y tilacosmílidos.

Este fenómeno sugiere que, bajo ciertas presiones ecológicas, la especialización en la caza de grandes presas con una mordida precisa y letal representaba una ventaja evolutiva significativa.

La diversidad de especies con dientes de sable indica que este diseño fue una solución viable para diferentes depredadores en distintos momentos y lugares.

Por qué desapareció el diente de sable

La extinción de los dientes de sable se atribuye a varios factores, incluyendo cambios climáticos y la desaparición de sus presas habituales.

A finales del Pleistoceno, muchas de las grandes especies de herbívoros que constituían la dieta principal de los dientes de sable se extinguieron.

Este fenómeno dejó a los usuarios del diente de sable «sobrecalificados», ya que sus especializaciones para cazar megafauna se volvieron inútiles en un mundo con presas más pequeñas y ágiles.

Además, la competencia con otros depredadores, como los felinos modernos, pudo haber contribuido a su declive.

Los felinos modernos, aunque carecen de los enormes caninos, es decir, el diseño diente de sable, son más versátiles en su dieta y adaptados a cazar una variedad de presas.

El diente de sable fue un «diseño» evolutivo exitoso en un momento en que la megafauna era abundante.

Sin embargo, los cambios ambientales y la extinción de sus presas llevaron a su desaparición, demostrando que incluso las adaptaciones más especializadas pueden volverse obsoletas frente a las nuevas presiones selectivas.

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