Hay un creciente clamor nacional sobre la necesidad de sincerar el precio de la gasolina, cuya distribución “gratuita” ha degenerado en una política antipopular y antiempresarial. El subsidio a la gasolina no es gratis, se paga a través del impuesto hiperinflacionario que recae sobre todo en quienes viven de un ingreso fijo, pero que también afecta a las empresas que no pueden sincronizar el ajuste de sus precios al ritmo hiperinflacionario, y luego no pueden reponer el total de los inventarios con los ingresos que obtienen por ventas.
La “gratuidad” de la gasolina no beneficia a los más pobres que no tienen carro y nunca van a una estación de servicio a llenar el tanque. Semejante subsidio arruina las finanzas de Pdvsa porque no permite a las refinerías cubrir sus costos. Esto obliga al BCV a emitir dinero inflacionario, el cual transfiere a Pdvsa para que pueda pagar sus nóminas. Es un estímulo perverso al contrabando de extracción que solo beneficia a las mafias y amenaza con dejar al país sin gasolina.
Escenarios de ajuste del precio de la gasolina
La gasolina más cara en América Latina es la que se vende en Uruguay a 1,51 $/litro, el precio intermedio lo encontramos en México y Brasil a razón de 1 $/L y la más barata es la de Ecuador, a 0.50 $/L. Nuestra propuesta es ajustar la gasolina en Venezuela al precio más barato al que se vende en América Latina, a fin de poder cubrir los costos de refinación, transporte y comercialización, y generar un margen de ganancias que se destinará a:
- Financiar la modernización y ampliación del transporte público en todos y cada uno de los 335 municipios del país:
- Un porcentaje de las ganancias se depositaría en el Fondo de Transporte Urbano Fontur (FONTUR) de cada municipio.
- A las Cooperativas de Transporte ya constituidas se les donarían los autobuses Yutong que actualmente se deterioran en los cementerios de autobuses.
- Las cooperativas solicitarían un crédito a FONTUR para la repotenciación de las unidades que recibieron en donación.
- Financiar un programa de subsidios directos a las familias venezolanas para que puedan pagar –sin afectar sus bolsillos- los ajustes a las tarifas rezagas de electricidad, agua, gas doméstico y teléfonos, lo cual permitirá:
- Generar ingresos propios a las empresas del Estado para que puedan financiar el mantenimiento preventivo, y así evitar el colapso total y definitivo de los servicios públicos en todo el territorio nacional.
- Aliviar la presión sobre el BCV de emitir dinero inorgánico, lo cual ayudará a des-acelerar la hiperinflación y proteger los presupuestos de las familias, empresas e instituciones venezolanas.
Para garantizar el buen uso que se le dará a las ganancias que se generen por el aumento del precio de la gasolina es muy importante el diseño de mecanismos de contraloría social que aseguren la transparencia. Se pudiera pensar en juntas de administración donde estén representados las redes de usuarios de los servicios de transporte público, el oficialismo, la oposición y los gobiernos locales, cuya gestión quedaría sujeta al control de la Contraloría General de la República y de la Comisión de Contraloría de la AN, tal como lo propone el economista Francisco Rodríguez para el Acuerdo Petrolero Humanitario. De esta forma se aseguraría que los recursos que se obtengan no van a ser robados ni despilfarrados.
El profesor Francisco Contreras, de la Universidad de Carabobo, ha venido trabajando “Escenarios de ajuste de precio de la gasolina”. Las premisas son que el consumo estimado es de 0,39 litros de gasolina diario por persona en Colombia, 0,48 en Ecuador y 1,21 en Venezuela, mientras que el precio del combustible es de aproximadamente 0,77 $/L, 0,50 $/L y 0.000000003 $/L, respectivamente. Semejante diferencia explica en gran medida por qué el consumo diario de gasolina en Venezuela triplica al de Colombia y más que duplica al de Ecuador.
El precio de indiferencia en la frontera para erradicar el contrabando de extracción es 0,77 $/L, equivalente a 15,400 Bs/L a una tasa de cambio de 20.000 Bs/L. Pero llevar de una vez el precio a este nivel es absolutamente inviable en un país exhausto por la escasez, la hiperinflación y la inseguridad. Este ajuste no puede hacerse de golpe y porrazo, toda vez que sería el pretexto perfecto para que los extremistas y radicales que apuestan a una salida violenta, incendien la calle.
Por lo tanto, en vez de seguir regalando la gasolina, hay que poner en marcha un proceso gradual de igualación del precio con el de la frontera a través de ajustes semanales casi imperceptibles. Este ajuste se puede comenzar con un precio base de 0,05 $/L (1.000 Bs/L) que alimentarían el Fondo de Transporte Urbano. Con base en este precio de partida, y a razón de un ajuste semanal de $ 0,01, en 40 semanas (4 meses) el precio permitirá cubrir los costos de producción que, según fuentes de Pdvsa, son de 0,45 $/L. Y, en 32 semanas más, se alcanzará el precio de indiferencia en la frontera de 0,77 $/L, lo cual permitirá erradicar el contrabando.
Vía RunRun.es
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