Para el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, «la situación económica venezolana se deteriora tanto por los factores reales (flujo de caja restringido, contracción de liquidez y menor gasto público) como por el peso de las percepciones negativas, marcadas por los ruidos internos y externos».
A través de su cuenta en X, León asegura que estos «elementos terminan presionando la devaluación, ampliando la brecha cambiaria y, en consecuencia, acelerando la inflación».
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Patrones ajustados
En consecuencia, el experto considera que «las tendencias del consumidor venezolano se resumen en un patrón de ajuste y sobrevivencia:
1. Planificación estratégica para estirar al máximo cada bolívar o dólar (43%).
2. Resolución inmediata del día a día, comprando solo lo que se puede con lo que se tiene (30%).
3. Búsqueda de calidad y variedad, dentro de los límites del presupuesto (15%).
4. Aprovechamiento de ayudas externas, ya sean familiares o gubernamentales (5%)».
León cree que «el consumidor está hoy consciente del valor de cada dólar y lo utiliza como su termómetro económico. Emocionalmente, oscila entre la esperanza de mejora y la fatiga de una crisis prolongada».
Agrega que también «se ajusta con rapidez a la incertidumbre, tomando decisiones de corto plazo, resolviendo el día a día con múltiples estrategias: trabaja, “mata tigritos”, pide prestado y compra por necesidad, no por deseo».
Igualmente, asevera que «el consumo aspiracional se reduce y queda concentrado en los segmentos de mayores ingresos. Sin embargo, incluso en medio de la crisis, la calidad sigue siendo un criterio relevante, aunque siempre subordinado al bolsillo».