Los científicos han desarrollado una técnica que promete darnos una vida eterna: mantenernos congelados
Aunque es posible que nuestras almas sean inmortales y puedan transferirse de un cuerpo a otro, ¿qué ocurre con quienes no están preparados para abandonar su cuerpo actual? Congelados para sobrevivir.
Congelados para sobrevivir
Aunque el caso de Dorothy Idi ofrece una posible evidencia de que nuestras almas son inmortales y pasan de un cuerpo a otro, ¿qué pasa con quienes no están listos para dejar los cuerpos que tienen ahora? Bueno, los científicos han desarrollado una extraña técnica que podría permitirnos vivir para siempre, mantenernos congelados durante siglos.
Scotterdale, Arizona. En una extensa zona industrial en el norte de la ciudad se encuentra la sede de Alcor Life Extension Foundation. Como en la mayoría de los centros médicos de vanguardia, los médicos y científicos trabajan día y noche para atender a sus pacientes. Sin embargo, en el caso de Alcor, los pacientes ya fallecieron.
Creemos que las personas declaradas muertas legalmente hoy podrían volver a vivir. La misión de Alcor es llevar a un paciente que no se puede ayudar con la medicina actual al futuro, donde una tecnología más avanzada pueda curarlo y revivirlo.
Esta es el área de atención al paciente. Aquí tenemos a los 184 pacientes humanos en estos contenedores criogénicos. Son frascos de vacío muy grandes y costosos. Así, en cada uno de estos contenedores hay cuatro pacientes. En este lado verán que puedo poner la mano sin ningún problema. Lo pocos centímetros adentro está menos de 160º celus. Es muy frío.
Dicen que congelamos a la gente, pero no es del todo cierto si lo hacemos bien. Así, nuestros pacientes están en un estado de coma prolongado, solo que no tienen actividad metabólica. Hasta ahora, 184 pacientes fallecidos yacen congelados en las instalaciones de Alcor con la esperanza de que un día sean resucitados. Esta extraña forma de inmortalidad se conoce como criogenia.
La criogenia es el proceso de congelar el cuerpo humano, quizás solo la cabeza, para detener el proceso biológico de descomposición.
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