Tras dos retrasos consecutivos, Emiratos Árabes Unidos lanzó exitosamente su sonda Hope en su primera salida al espacio en la historia
A las 23.58 de este domingo hora española, la ‘Hope Mars Mission’ -la primera misión interplanetaria árabe de la Historia- ha despegado del centro espacial de Tanegashima, a unos mil kilómetros al suroeste de Tokio. Tras sumar dos aplazamientos en la última semana obligados por la lluvia y el viento, Emiratos Árabes Unidos ha logrado firmar el lanzamiento de una sonda que buscará nuevas certezas sobre las condiciones atmosféricas de Marte.
La primera señal de la nave ha sido recibida en Madrid, en el Complejo de Comunicaciones de Espacio Profundo que la NASA tiene en Robledo de Chavela.
«Estoy feliz y entusiasmado pero también aterrorizado y exhausto», reconocía Omran Sharaf, director de ‘Hope Mars Mission’, días antes de la puesta de largo de un proyecto anunciado en 2014 por el Gobierno emiratí y construido en tiempo récord.
La aventura supone la irrupción de un nuevo contendiente en una carrera espacial reservada hasta ahora a grandes potencias. «Nos ha llevado seis años alcanzar este punto y no ha sido un itinerario suave sino lleno de retos», agregaba este ingeniero emiratí que ha dirigido el lanzamiento desde el centro de control, ubicado en Dubai, y ha dado -doce minutos antes de medianoche- la luz verde al despegue.
Con un presupuesto total que permanece ajeno al escrutinio público, la agencia espacial de Emiratos y el centro espacial Mohamed bin Rashid de Dubai han tenido que batallar en los últimos días con las condiciones meteorológicas adversas de la isla nipona de Tanegashima, desde la que ha partido a primera hora de este lunes hora local la sonda alojada en el cono superior de un cohete de 53 metros de longitud. «Una vez lanzada, hay que asegurarse que el primer contacto va bien y que la nave se halla en la órbita correcta hacia Marte», explica Sharaf.
La ventana para el lanzamiento se extendía hasta el próximo 3 de agosto. Antes de la lluvia y el viento de esta semana, la crisis global generada por el coronavirus hizo peligrar el calendario. «Básicamente la Covid-19 puso toda la misión ante el riesgo de tener que esperar otros dos años porque la próxima oportunidad para su lanzamiento no llegará hasta 2022.
La pandemia era algo que jamás pudimos pronosticar. Diseñamos planes de mitigación para diferentes escenarios pero, cuando esto apareció en escena, tuvimos que reconsiderar todos nuestros planes. Enviamos la nave a Japón tres semanas antes de lo previsto y tuvimos que dividir el equipo en tres para estar preparados ante cualquier contingencia y lidiar con la cuarentena», confiesa Sharaf.
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