¿Atención temprana o seguimos con el cuento del Acetaminofén?
Comentarios de Virgilio Reyes en base a los trabajos de la doctora María Barrientos.
ATENCIÓN: Esta es la OPINIÓN de una persona que no es profesional en medicina, como indica varias veces en el texto. Recuerda no automedicarte y consultar con un médico especialista en caso de presentar síntomas. El autor se basa en lo expresado por la doctora María Barrientos en el video y el protocolo anexos, sin embargo, cualquier tratamiento debe ser realizado bajo estricta vigilancia médica.
Un virus nos está matando por el miedo y por la inhabilidad del gremio médico y de los organismos administradores de la salud de aplicar las lecciones aprendidas durante la epidemia SARS del año 2002.
En esa oportunidad se logró controlar la epidemia mediante la administración de medicamentos antigripales y antiinflamatorios. Esa fue la lección aprendida y es lo que la doctora María Barrientos ha estado diciendo desde el inicio de esta pandemia.
No soy médico, así que escribo este artículo con la autoridad moral de un ser humano común que ha presenciado a través de los medios de comunicación el fallecimiento de casi medio millón de personas que pasaron sus últimos momentos en soledad y sin la presencia de un familiar, quien pudiera cerciorarse de que todas las opciones médicas estuvieren al alcance del paciente y que no se estuviese cometiendo algún error involuntario en la medicación o en la atención hospitalaria.
Mi intención con este artículo es hacer ver, aun en contra de la corriente informativa oficial, una segunda opinión sobre el manejo de la pandemia COVID-19. Además, enfatizar que si ya vamos por medio millón de muertes y no hemos logrado detener la pandemia, es porque algo ha fallado y en consecuencia vale la pena escuchar una segunda opinión.
Por las razones que sea, observo que la lección aprendida de la pandemia por el coronavirus SARS-Covid2 no se está aplicando en la actualidad.
Aprendimos la lección, pero no la aplicamos.
¿Cómo se entiende esto?
Los protocolos médicos para el COVID19 dejan pasar la preciosa ventana de oportunidad de los primeros cinco (5) días de la incursión del virus en nuestro cuerpo. A los pacientes se les indica que deben tomar Acetaminofén y sólo acudir al hospital si tienen síntomas severos. Repito, a los pacientes no se les indica que deben tomar antiinflamatorios ni antigripales desde el primer día de aparición de los síntomas, el cual fue el tratamiento exitoso para el coronavirus SARS-Covid2.
¿Cómo se explica esto?
SARS-Covid2 también causó muchas muertes, pero nos enseñó que el virus incursor ocasionaba inflamación de las vías respiratorias, por lo que se atacó el problema inflamatorio con medicamentos antiinflamatorios.
Al reducirse la inflamación, se reduce también el contagio, pues el paciente tose y estornuda menos, razón por la cual aumentan las posibilidades de controlar la epidemia, como de hecho ocurrió.
El SARS-Covid2, siendo también ocasionado por un coronavirus, no se transformó en el desastre pandémico de su hermano menor el COVID-19.
Se puede entonces inferir que el COVID-19 ocasiona una severa inflamación de las vías respiratorias si no se atiende desde el primer día de aparición de los síntomas y que sin tratamiento desinflamatorio suele ser fatal.
Ante este desastre mundial, debemos actuar para defendernos y tomar las medidas necesarias para sobrevivir como la especie humana que somos.
La voz de los científicos solo se propaga cuando la gente común la comprende con palabras sencillas.
Una forma de hacer sentir nuestra voz es haciendo uso del pensamiento crítico.
Sin ofender a nadie y sin politizar el asunto, debemos cuestionar los procedimientos y la infalibilidad de los organismos que lideran la respuesta médica.
El gremio médico es responsable ante la sociedad de guiarnos e indicarnos los mejores procedimientos para sanarnos de una enfermedad, pero nosotros en pleno uso de nuestras capacidades mentales somos quienes legalmente autorizamos un determinado tratamiento o procedimiento médico en nuestro cuerpo o en nuestros familiares.
Es una situación de vida o muerte, por lo tanto, tenemos el deber y el derecho de cuestionar y de exigir una explicación detallada del porqué de los medicamentos empleados.
Los virus se pasan de persona a persona, de hijos a padres, de hermanos a tíos, de primos hermanos a abuelos, y aunque se hayan contraído en el trabajo, en la escuela, en el metro, en la iglesia o en la universidad, se pasarán en la casa de unos a otros, sencillamente porque somos humanos y no podemos vivir sin el contacto físico con nuestros familiares y amigos.
Una vez más aclaro que no soy médico, pero al igual que ustedes amigos lectores, luego de presenciar este desastre, de cómo los organismos internacionales de la salud, los organismos nacionales, los gobernantes, los medios, y hasta ciertos laboratorios han manejado esta pandemia, politizando la salud de la población mundial y hasta alterando los datos, quien sabe con qué finalidad, pues no nos deja más que pensar «Sálvese quien pueda»
Pero hasta allí los acompaño. Eso de dejarse caer en manos del pánico y de asumir que quienes han manejado la pandemia hasta el día de hoy son infalibles, pues no es conmigo y pienso que tampoco lo será con una gran parte de la población mundial inteligente y con capacidad para investigar por su cuenta. ¿Acaso no es eso lo que aprendimos en las universidades?
Debemos cuestionar todo y aceptar lo explicado cuando se nos presentan los hechos y se aclaran las dudas con la razón.
Es muy triste llegar a la conclusión de sálvese quien pueda, pero en el fondo la responsabilidad de la salud de nuestro cuerpo es de nosotros mismos y no del médico o del administrador del hospital o del gobernador del estado o del presidente de la nación, y mucho menos del secretario general de la ONU o el presidente de la Organización Mundial de la Salud.
Si dudamos que el médico que nos trata alguna enfermedad no está en lo cierto, podemos perfectamente pedir una segunda opinión, lo cual es el meollo de este artículo.
Otro factor muy preocupante es la falta de cooperación y en algunos casos de celos profesionales entre colegas del gremio médico mundial.
Es descorazonador contemplar en los medios de comunicación social como algunos médicos atacan a otro médico que está tratando de ayudar a comprender la enfermedad respiratoria y lo que más desalienta es ver cómo se aferran al método científico cuando no encuentran una explicación, como si no fuera suficiente el medio millón de muertes que llevamos hasta este momento.
La enfermedad respiratoria COVID-19 pasó a ser endémica, lo que quiere decir que estará entre nosotros, como la gripe, por muchos años más.
Todos sabemos que es un virus ARN que no se queda a vivir por siempre en nuestro cuerpo, pero que va a regresar el año próximo porque somos una especie de contacto físico.
¿Y entonces, no es mejor asumir que en algún momento nos vamos a contagiar y que por lo tanto nos preocupemos en saber qué medicinas tomar para sanarnos?
Ya sabemos que no podemos estar en cuarentena hasta el año 2021 o quizás hasta el 2022, cuando finalmente encuentren una vacuna que quizás, al igual que la gripe, será un 40% o 50% efectiva porque la familia de virus corona también experimenta mutaciones.
Como parte de mi investigación para tratar de comprender el accionar del SARS2-COVID19 de manera de poder ayudar a mi familia a sobrevivir esta pandemia, me he topado con una muy importante información, que estoy completamente seguro puede ayudar a salvar muchas vidas y quizás detener la pandemia.
Gran parte del contenido de este artículo se sustenta en el trabajo de la doctora María Barrientos. Sus hallazgos son increíblemente sencillos y su manera de expresarlos es clara y directa.
La doctora María Barrientos es una persona valiente, madre de cinco hijos, quién ha salvado innumerables familias infectadas con el coronavirus y quién se desmarcó de las directivas de la OMS y por ello la comenzaron a cuestionar, perseguir y descalificar. Pero siguió firme en sus planteamientos y confiando en sus conocimientos de medicina general, microbiología, farmacología, y bioquímica, aunados a su experiencia con el manejo de los coronavirus SARS-COV-2 y pudo seguir adelante luego que el Presidente de El Salvador le diera su apoyo.
Aparte de que su diagnóstico médico es acertado, Barrientos siente un gran ánimo de ayudar no solo a sus pacientes en El Salvador, sino a toda la comunidad hispana residente en Canadá, España, Estados Unidos, y en especial en América Latina. Está tratando a sus pacientes con antiinflamatorios y antigripales y en la mayoría de los casos hay recuperación luego de 8 días de tratamiento.
Los casos más difíciles son aquellos pacientes que consultan tarde al médico, con altibajos de fiebre por varios días y que además tienen comprometida la salud con otras afecciones tales como la diabetes, hipertensión arterial, deficiencias renales y asma, entre otras.
Su protocolo médico indica las dosis pediátricas y dosis para adultos, y da a escoger los antiinflamatorios y antigripales disponibles en las farmacias dependiendo del país.
También señala tratamiento un poco más elaborado con inhaladores para pacientes con asma.
Siempre recomienda seguimiento por un médico.
Estos son los puntos centrales del razonamiento de la doctora Barrientos sobre los desaciertos en el manejo de la pandemia. Sin embargo, se recomienda ampliamente descargar en línea tanto el protocolo médico sugerido para el tratamiento de la enfermedad causada por el COVID-19, así como también verificar las innumerables sesiones informativas y entrevistas de radio y televisión en las que la doctora Barrientos explica de manera clara como enfrentar exitosamente al COVID-19:
1) Virus nuevo. Se ha indicado erróneamente que el COVID19 es un virus NUEVO. Esta aseveración equivocada hizo que los médicos en todo el mundo corrieran a buscar una nueva medicina o una vacuna. El COVID-19 es un hermano del SARS-COV-2. A la doctora Barrientos le asombra que la comunidad médica pasara por alto las lecciones aprendidas con el SARS-COV-2, el cual fue tratado exitosamente con antigripales y antiinflamatorios.
2) Ibuprofeno. Otro error gravísimo fue la demonización del IBUPROFENO. Cuestiona el hecho de que un Tweet haya sepultado años de experiencia médica y de razonamiento no apresurado. El Ministro de Salud de Francia envió un Tweet indicando que se debía impedir el uso del IBUPROFENO porque este aceleraba la duplicación del virus. Esta noticia errónea persiste hasta el día de hoy. Esa medida, sin prueba dura, contribuyó notablemente a evitar que los médicos recetaran antiinflamatorios, lo que trajo como consecuencia que el virus avanzara sin
freno desde la cabeza, nariz, tráquea, bronquios hacia los pulmones. Al no desinflamar a los pacientes, y no parar la fiebre, no les quedaba más remedio que sedar e intubar a los pacientes.
Entre el 60 y el 80% de los pacientes intubados fallecieron.
3) Acetaminofén. Los protocolos de la CDC y OMS para la atención médica de los contagiados con COVID19 indican que sólo debe hospitalizarse a los pacientes con síntomas severos. A los pacientes con síntomas tempranos leves luego de hacerles el examen, si dan positivos, los envían a su casa a guardar reposo y a tomar acetaminofén, el cual quita la fiebre y el dolor, pero no desinflama. Esta medida errónea ocasiona que los pacientes contaminen a sus familiares en la casa porque todos están en cuarentena tosiendo. Al final, toda la familia se contamina y no saben que hacer pues la fiebre les vuelve a subir.
Un punto sumamente importante que continuamente esgrime Barrientos es la necesidad de consultar con un médico antes de iniciar cualquier tratamiento, pues cada persona tiene condiciones diferentes que ameritan un determinado medicamento.
Los pacientes con diabetes, hipertensión, asma, deficiencias renales y otras complicaciones, deben consultar con sus médicos especialistas para aclarar de antemano los tratamientos y la posible interacción de medicamentos.
Como lo he manifestado anteriormente, la responsabilidad legal de aceptar o no un determinado tratamiento médico es de nosotros mismos, por ello los médicos en el hospital nos hacen firmar un documento que les exime de responsabilidades legales si ocurriera algo fuera de su control.
Por ello, creo que estamos en el derecho humano de consultar al médico que ha tenido éxito en medio de esta impresionante mortandad mundial, y de aplicar el sentido común de atacar el problema inflamatorio desde el primer día de aparición de los síntomas y no esperar hasta tener síntomas severos.
Si es razón de vida o muerte, tenemos el derecho de probarlo.
En conclusión, el COVID-19 es una enfermedad respiratoria severa con un problema de inflamación, que de no tratarse desde el inicio de los síntomas puede ser fatal.
Debemos decidir si seguir con el cuento del Acetaminofén, o de escuchar la segunda opinión de la doctora Maria Barrientos.
Aquí puedes descargar el documento Lineamiento médico sugerido para pacientes con síntomas por COVID 19 de la doctora María Barrientos en formato PDF. Recuerda que debes consultar esto con un médico.
Virgilio Reyes
vreyesp@gmail.com
Interesante artículo que contraviene la ortodoxia médica y las recomendaciones de la OMS En sentido de no usar Antiinflamatorios como el Ibuprofeno, no permitiendo actuar desde un comienzo en combatir está Pandemia para disminuir la mortalidad.
A la fecha, 21 AGO 2020, veo con asombro como a miles de enfermos les recetan Acetaminofén y no les indican tomar algún antiinflamatorio. Ya se sabe que los síntomas no son alarmantes, razón por la cual se tiende a esperar unos días. Cuando se dan cuenta, ya están con problemas serios. Es increíble hasta donde ha llegado el mal manejo mundial de esta pandemia. Pudiera apostar que al comienzo hubo un modelo matemático de administración de recursos hospitalarios (Camas, insumos, equipos, etc) que arrojó como resultado una escasez de recursos y que por lo tanto habría que impedir que las personas con síntomas leves acudieran a los hospitales. Lo lograron. Pero fallaron en recetar antiinflamatorios. Tómese un Acetaminofén y quédese en casa hasta que mejore y venga al hospital si tiene síntomas severos.