Maduro teme «rebeliones internas» y usa el TSJ para someter a partidos chavistas

Lo que ocurrió el martes con el partido Tupamaro, intervenido por el TSJ del régimen para entregárselo a otras personas, es una señal de los temores de Nicolás Maduro, acerca de una rebelión de las pequeñas organizaciones chavistas que representan una amenaza para su propósito de volver a controlar la Asamblea Nacional.

«Nicolás Maduro está dispuesto a controlar la Asamblea Nacional (AN) como sea, pero esta vez hay varias organizaciones del Polo Patriótico que se niegan a seguir siendo usadas en las elecciones solo para aportar votos y luego ser desechadas o ignoradas. De ahí surge no solo la Alianza Popular Revolucionaria (APR), que agrupa a varias organizaciones y dirigentes del chavismo, sino pequeños grupos que desde siempre han acompañado a la Revolución Bolivariana que deciden ir separados del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), lo que les permitirá tener pequeños triunfos con voz y voto», explicó la periodista Sebastiana Barráez en su blog.

Luchas desde hace tiempo

La lucha interna por la conquista del poder existe hace tiempo, aunque si algo es coherente en el discurso es que pregonan la unidad. Desde que Maduro llegó a la presidencia se ha encargado de imponer acciones y candidatos que han resquebrajado al partido de Hugo Chávez. El presidencialismo, sin considerar la gobernabilidad, ha hecho estragos. A medida que conquista espacios va eliminando liderazgos de la revolución que puedan amenazar su permanencia en el poder.

Uno de los casos más emblemáticos es el del otrora poderoso Rafael Ramírez,  que se alzaba con el peso de poder, quizá más importante del Gobierno, como era la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que convirtió en la chequera de los caprichos que a Hugo Chávez se le ocurría. Maduro liquidó a Ramírez, a quien no solo le quita el poder de la industria petrolera, sino que lo envía fuera del país para finalmente considerarlo un traidor a la revolución.

Un caso similar, con consecuencias que varían un poco, es el de Elías Jaua Milano, quien siempre estuvo en el alto gobierno junto a Hugo Chávez. El fuerte de Jaua fue la organización comunal y campesina, los grupos radicales, a quienes comprometió con el proyecto chavista. Hoy en día ya no participa en la mesa del alto poder, Maduro lo convirtió silenciosamente de alfil a peón que no decide nada fundamental en la revolución.

Le toca a Diosdado

Ahora le queda Diosdado Cabello y Tareck El Aissami, en ese orden. El primero tratando de demostrar que tenía un cargo importante como presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), institución que desde el principio adolecía de legalidad y de legitimidad, cuando incluso esa elección, en la Fuerza Armada, tuvo un altísimo rechazo.

El poquito prestigio que le dio la novedad fue inicialmente, en cuya foto no apareció Cabello Rondón, sino Delcy Eloína Rodríguez, que cuando abandona la ANC ya estaba desinflada y deslegitimada; ese cascarón lo ocupa Diosdado. Si algo queda clarísimo de la irrelevancia de esa ANC, que no pretendía más que ser un organismo paralelo que le arrebatara las funciones a la Asamblea Nacional, es que ahora Nicolás Maduro anuncia al país que lo que llamaban poderosa constituyente será eliminada en diciembre sin que hubiese cumplido la única misión para la que fue “elegida”: redactar una nueva Constitución.

El arma es el TSJ

La estrategia de quitarle las tarjetas de algunos partidos que critiquen, reclame o no estén de acuerdo con alguna medida del Gobierno, no solo es que ha traído consecuencia contra partidos de Oposición. También ha sido contra organizaciones del Polo Patriótico. Para eso Maduro usa al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que decide qué directiva estará al frente del partido.

En junio fue detenido José Tomás Pinto Marrero, el líder del Movimiento Tupamaro. La excusa fue el asesinato de un joven, aun cuando desde hace muchos años había sido denunciado de múltiples hechos. Pero el fin fue quitarle el partido. 

Maduro se propone algo similar con Patria Para Todos (PPT), que es un partido de cuadros y la segunda organización del Polo Patriótico, ahora aliada en la llamada APR, en el que hay varias organizaciones.

Con información de Sebastiana Sin secretos

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