Julián Burgos se inspiró en la pandemia para crear su «Descendimiento»

La obra de Julián Burgos tiene un eco clásico particular; antes del fin del siglo XX –luego de terminar Artes Plásticas en la Escuela de Artes y Letras de Bogotá– emigró a Francia y se instaló en Montpellier para continuar con sus estudios. Su interés no era la vanguardia ni las nuevas tendencias; era el Barroco y los museos

El artista plástico Julián Burgos

“Las sábanas tienen una intimidad única; dormimos sobre ellas, vemos televisión, leemos, hacemos el amor; ahora morimos sobre ellas”

Estudió en Montpellier durante un año e inició un recorrido por varias escuelas en Italia y Francia, pero su interés básico se mantuvo: pintores barrocos, las iglesias y su arquitectura. Hablar con él es iniciar un viaje por la desmesura de sus grandes artistas. Su propia obra tiene esa ambición: lienzos de dos metros de altura y pinturas cargadas de detalles.

Me basó mucho en sus cuadros (de Rubens); tiene una producción inmensa, más que sus contemporáneos. Y los cuadros tienen una forma de torbellino –en general los barrocos– que me seduce

La obra sobre la pandemia que hizo para EL TIEMPO y para el Mambo se basó en uno de los temas más conmovedores de la pintura, el descendimiento de la cruz, para él –en esa escena que pintaron todos los grandes– está el drama y desmoronamiento que vivimos con el covid-19.

“Todo se empezó a caer”, dice. En el dibujo marcó la presencia de las sábanas, y la caída de Cristo se ve en varios momentos; una caída sin fin, una caída que marca el conteo incesante de los muertos; los personajes alrededor representan el dolor de tantas familias que han tenido que sufrir la muerte de personas cercanas: papás, mamás, hermanos, esposos, hijos. En la caída, lo más evidente es el movimiento de las sábanas.

El punto de partida fue El descendimiento, de Rubens. “Me basó mucho en sus cuadros; tiene una producción inmensa, más que sus contemporáneos. Y los cuadros tienen una forma de torbellino –en general los barrocos– que me seduce”.

Según el editor de cultura Fernando Gómez Echeverri, “Julián Burgos es un caso excéntrico en el panorama del arte colombiano actual: su obra es un luminoso ejemplo de ‘metapintura’; una actitud que traspasa los límites de ese medio, sus códigos expresivos y sus posibilidades intrínsecas de existencia. El trabajo audaz y ecléctico de Burgos desafía la ambigüedad de la representación. Sus pinturas son absurdas, divertidas y decadentes al mismo tiempo, como en esta obra, llena de bromas visuales, pastiches históricos y gente impúdica, en las que las diferentes fuentes se vuelven casi indistinguibles: desde el realismo trompe-l’oeil hasta lo caricaturesco, desde la gloriosa tradición de el arte occidental hasta la cultura pop”.

Tomado de NOTICIAS DE COLOMBIA

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