Tras un año en blanco, los dirigentes del FC Barcelona han prometido una «gran revolución» en la plantilla de cara al próximo curso. No es la primera vez que ocurre algo similar en el mundo del fútbol. Después de épocas complicadas o tras la llegada de nuevos directivos, clubes como Real Madrid, Atlético, City, Chelsea, PSG o el propio Barça también dieron un giro importante a sus proyectos en el pasado.
Desde la psicología deportiva señalan que «en el deporte, como en la vida, hay ciclos». Cambiar no es malo y ayuda a crecer y madurar. «En el fútbol nadie es imprescindible. Hay jugadores que marcan generaciones pero la experiencia enseña que detrás de uno llega otro. El entorno, las demandas y las necesidades de un club están en movimiento y por eso es necesario adaptarse».
Según incide la especialista Lorena Cos, «si queremos resultados diferentes hay que hacer cosas diferentes, aunque al cerebro le cueste al principio porque busca sentirse seguro con lo que ya conoce». Desde MARCA conversamos con algunos de los protagonistas presentes en las revoluciones más sonadas del deporte rey.

Florentino lo cambia todo
El Real Madrid estaba completando una época irreconocible cuando Florentino Pérez se tuvo que remangar para firmar en un verano a los cracks que tocaban en dos o tres ventanas. En aquella 2009-10 se marcharon futbolistas importantes como Robben, Sneijder, Cannavaro, Heinze, Saviola, Van Nistelrooy, Salgado, Parejo, Miguel Torres, Huntelaar o Javi García y llegaron ocho caras nuevas: Cristiano, Kaká, Benzema, Xabi Alonso, Albiol, Negredo, Granero y Arbeloa.

«Ahora, con el paso del tiempo, te das cuenta de cosas. Vinieron muchos jugadores nuevos y esto habitualmente requiere que el equipo se tenga que reestructurar, pero en este caso fue al contrario. El grupo estaba desestructurado y entonces empezó a funcionar bien. Lo achaco a dos factores: el primero es que el espíritu de los jugadores que vinieron era muy positivo desde Cristiano, que fue quien absorbió todo. Xabi Alonso y Arbeloa también fueron claves», explica Esteban Granero.
Fueron tres los factores del cambio: la propia revolución que sirvió para estructurar al equipo, la mentalidad positiva de los que llegamos y el papel que ejerció el míster»
Granero a MARCA

«Fue una generación donde todos aportamos cosas muy positivas desde el principio sobre todo en temas de mentalidad. Todo empezó a funcionar bien desde muy pronto. La otra clave fue el entrenador, que hizo un gran trabajo. No tenía una tarea fácil y fue justo con los jugadores que tenían un perfil más discreto como podía ser yo y con leyendas como Raúl o Guti y los que vinieron. Fue justo y se guió solo por cuestiones futbolísticas», añade.

«Me acuerdo que Cristiano fue rotado en la jornada dos en Cornellà. No le pesó el cargo de ser entrenador del Real Madrid y supo conectar con los jugadores. En realidad son tres cosas: la propia revolución que sirvió para estructurar, la mentalidad positiva de los que llegamos y el papel que ejerció el míster», insiste sobre un plantel en el que se invirtieron 258 millones de euros y que, pese a que volvió a ilusionar al madridismo, no levantó ningún título (LaLiga la ganó el Barça de Pep, el ‘Alcorconazo’ chafó la Copa y el Lyon les rompió el sueño europeo en octavos).

Gil, el primer reformador
La primera gran agitación de nuestro fútbol data de la campaña 1987-88. Jesús Gil aterrizó en el Atlético de Madrid con la intención de convertir al equipo en la referencia española y europea. Para ello firmó a Futre como su buque insignia y a otros cracks como Eusebio, Juan Carlos, Ufarte, Goico, Zamora, Parra y Marcos Alonso que suplieron las salidas de Llorente, Prieto, Da Silva, Miguel Ángel Ruiz, Rubio, Uralde y Rodolfo.

«Quería dar un cambio al club en todos los sentidos. Firmó a gente con nombre y nos quedamos muy pocos. Pero no sólo cambió el esquema, sino todo el club. Teníamos un gran equipo con Menotti al mando. Empezamos bien, yo siempre digo que cuando hay buenos futbolistas los equipos funcionan, pero el presi tenía mucho protagonismo y eso creó una presión excesiva que la acabó pagando el equipo», recuerda Abel Resino, uno de los ‘supervivientes’ que aguantó en aquel equipo que no ganó títulos pero que logró un 0-4 en el Bernabéu.
Marcos Alonso, en cambio, fue uno de los fichajes ‘galácticos’: «Me trajo Gil del Barça. Fue una aventura bonita, aunque nos costó un poco hacernos al equipo. Pero aquello fue diferente, todo estuvo motivado por la llegada del presidente. En otros casos es para cambiar una mala dinámica como ahora en el Barça. «.

Y añade: «No estoy de acuerdo en que, cuando hay una racha mala, se tenga que cambiar todo. Hace dos días esos jugadores eran unos fenómenos y ahora no valen por una mala tarde. Son igual de buenos que antes de jugar contra el Bayern lo que pasa es que ahora en el fútbol hay más prisas y exigencias que nunca».
El primer torbellino azulgrana
Núñez, dejándole la responsabilidad a Cruyff, dio la vuelta completamente al Barça de la 88-89. El holandés firmó a Soler, Bakero, Biriguistain, Valverde, Serna, Aolisio, Eusebio, Salinas, Unzúe, Goico, Rekarte y Manolo Hierro (por 17,1 millones en total).
Cada entrenador quiere sus jugadores, lo importante es servirle lo máximo que el quiera dentro de las posibilidades e idea del club»
Joan Gaspart a MARCA
Aquel plantel ganó la Recopa, pero puso la semilla de un gran Barça futuro. «Cada entrenador quiere sus jugadores, lo importante es servirle lo máximo que el quiera dentro de las posibilidades e idea del club», explica Joan Gaspart, vicepresidente por aquel entonces.

Uno de esos fichajes fue Juan Carlos Unzue. «Todos estos cambios tienen un hilo conductor y es que suelen aparecer tras un episodio dramático. En aquel entonces la llegada de Cruyff lo cambió todo, partiendo de la capacidad mental. Teníamos un equipo fuerte pero, además de su juego, nos transmitía esa fortaleza y creencia para mirar al Madrid o quien fuese a la cara. Firmó a la gente que pensaba le podía responder en su esquema y ahora, con el paso de los años, lo veo como una gran rotación. Pero no fue fácil, incluso se habló de que era un proyecto fallido pero después se vio la importancia que tuvo», señala alguien al que después le tocó vivir otra dentro del staff.
Todos estos cambios tienen un hilo conductor y es que suelen aparecer tras un episodio dramático»
Juan Carlos Unzue a MARCA

«Del paso de la era Rijkaard a la de Pep también existen paralelismos.Vino Guardiola sólo con experiencia en el filial. Supuso algo parecido a lo de Johan pero en su caso, más que con fichajes, fue dando confianza a los jóvenes. Probablemente, esos canteranos funcionaron bien en parte al trabajo que se venía haciendo en La Masía desde la época de Cruyff».
Calderé fue uno de los ‘sacrificados’ de aquel Barça de Cruyff: «Para cualquier cambio, el Barça siempre debe fijarse en la cantera pero ahora se la han cargado de forma increíble».
vía MARCA