El proyecto es ambicioso: más de 13.600 kilómetros de rieles, 15 líneas, 150 millardos de bolívares de inversión, trenes que recorrerán los 24 estados del país. La idea es del siglo pasado, pero en 2006 comenzaron los trabajos de la era chavista, con la promesa de terminar en 2030. Parece que aún hay tiempo, pero dos ejemplos son suficientes para saber que esa meta será difícil de cumplir.
Una de las líneas que comenzó a construirse es la de Tinaco-Anaco, que recorrerá los estados Cojedes, Guárico, Aragua y Anzoátegui. En 2009 el Gobierno anunció que este tramo estaría listo en 2012. Pero en 2011, la fecha se postergó para 2013. Ese año la obra llevaba un total de 31,68% de avance, pero durante ese ejercicio fiscal se había adelantado apenas 3,39% porque no hubo asignación de recursos.
La línea Puerto Cabello-Encrucijada, que unirá los estados Aragua y Carabobo, tampoco está lista. En 2008 se prometió para 2012, pero en 2009, durante un Aló, Presidente, Franklin Pérez, presidente del Instituto de Ferrocarriles del Estado, dijo que la obra culminaría en 2013. Chávez no estaba contento: “Hay que apurar, esto hay que apurarlo. Yo tengo ahorita una campaña contra las obras morrocoy. Mandé a hacer un morrocoy de oro, y voy a dárselo a la más lenta. Espero que no se lo gane el ferrocarril”.
Los regaños no surtieron efecto. En 2012, Pérez señaló que la inauguración sería en 2014, promesa que tampoco se cumplirá. La Memoria y Cuenta del Ministerio de Transporte, correspondiente a 2013, señalaba que la obra se entregaría en 2017. Al igual que el tramo Tinaco-Anaco, se adelantó muy poco ese año porque no se asignaron recursos. Quizás se merezca, como lo temió Chávez, el morrocoy de oro.