Rafael Lacava, el gobernador irreverente, se presentará este 8 de agosto como precandidato a la reelección en Carabobo, en esa fecha se realizarán las primarias del oficialista PSUV.
Si bien no ha dado solución real a ninguno de los graves problemas de Carabobo, seguidores y detractores de Lacava reconocen que al menos ha hecho intentos. Convertido en todo un suceso en redes, no pocos lo ven como un posible futuro presidenciable.
Conozcamos detalles de la vida de este personaje del oficialismo que rompe el molde del rol político por su perfil extrovertido.
Siempre fue excéntrico
Rafael Lacava siempre fue excéntrico y bravucón, el líder del grupo y el alma de la fiesta. Nunca se dejó ni se deja llevar por la corriente. Más bien él es la corriente que arrastra a quienes están a su alrededor.
El hombre que es gobernador de Carabobo se perfiló en alguna ocasión como el brazo diplomático del gobierno para hurgar las espinosas relaciones con Washington. Creció en Puerto Cabello, donde cosechó amistades para toda la vida.
En su portuaria ciudad natal era llamado Rafito (diminutivo de Rafael), apodo que los profesores del colegio La Salle, donde estudió, también usaban cariñosamente.
Sus tutores docentes apreciaban a Lacava por defender su posición a toda costa y enfrentarse intelectualmente con ellos en plena clase.
Quienes lo conocieron en esa época lo recuerdan como un estudiante sobresaliente, excelente deportista, entrañable amigo.
Rafael Lacava habla de lujos de cuna
De adolescente, las reuniones con sus compañeros de clases se hacían en su casa. La residencia hasta tenía canchas deportivas y piscina. Los que no, le pedían colitas en su moto (el único en la época que la poseía).
Es por ello que nunca prestó mayor atención cuando el diario español El Mundo publicó un reportaje describiendo los lujos de su familia en Barcelona. Y es que Cataluña se mudaron e hijos cuando Matías, el primogénito, fue fichado por el Barcelona FC para su cantera de talentos jóvenes.
Según el citado periódico, la familia Lacava vivía en uno de los barrios más acomodados de la capital catalana. Los hijos de Lacava asistìan, al prestigioso St. Peter’s School, una escuela de élite, uno de más caras del país.
Aunque no faltó quien acusara al alcalde de desviar fondos del ayuntamiento para su peculio, zanjó el tema afirmando que el ser rico de cuna le permitía esos lujos.
Pero los lujos no son algo nuevo para el gobernador. Sus vacaciones escolares fuera del país generalmente estaban ligadas a su educación y formación. En campamentos veraniegos en Estados Unidos aprendió a hablar inglés fluido
A pesar de su actitud alegre y faramallera, algunos amigos lo recuerdan reflexivo. En una ocasión, antes de irse a Caracas a estudiar en la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), de donde egresó como economista, recriminó a su familia porque, al tener tanto dinero, no hacía más por ayudar a las personas en difícil situación económica.
Preparando el camino
Ese es el único episodio que recuerdan sus conocidos de la época que lo acerca al ideario político y social de Hugo Chávez, pero nadie sabe con exactitud cuál fue el punto de quiebre que lo llevó a tomar el camino del socialismo del siglo XXI.
Es amante del fútbol y hasta pensó en lanzarse a presidir la Federación Venezolana de Fútbol (FVF). Pero el tenis, que hoy sigue practicando, es el que le quita un poco de esa energía que aflora en declaraciones, ruedas de prensa, eventos y en las redes sociales, donde usa un lenguaje políticamente incorrecto.
Hay quienes sostienen que se equivocan quienes creen que su elección como alcalde de Puerto Cabello en 2008 se debió a la suerte y a contar con el portaaviones Hugo Chávez o del apoyo de Francisco Ameliach.
Años antes, Rafael Alejandro Lacava Evangelista había desarrollado un trabajo social en el municipio a través de una oficina parlamentaria que instaló en el centro histórico de la jurisdicción. En ese entonces, era diputado suplente de Francisco Ameliach, quien fue presidente de la Asamblea Nacional, su entrañable amigo. Luego fue asambleísta principal.
¿Rafael Lacava o Drácula a las urnas?
Desde hace tiempo, Rafael Lacava durante su gestión como gobernador de Carabobo, decidió elevar su imagen con la presencia de un murciélago que hace alusión al personaje Drácula.
En su «vampiresca» iniciativa, Implementó “el carro de Drácula” para combatir actos de corrupción y absorbió la empresa Gas Comunal y la llamó GasDrácula. Por otra parte, cambió el nombre de la plaza Cristóbal Mendoza a plaza Drácula.
Asimismo, compró autobuses escolares y denominó el servicio como TransDrácula, desplazando con esta acción a los TransCarabobo.
Vehículos policiales, hospitales regionales y canchas deportivas llevan grabada la imagen de un murciélago de color negro con alas abiertas y con el número 10 que lo simboliza.
Tan estrambótica política lo ha llevado a cosechar críticas internas: el exsuperintente del Seniatl, José Gregorio Vielma Mora, fustigó el hecho de que haya cambiado los «ojos de «Chávez» por el murciélago.
Pero serán los sufragantes oficialistas en la contienda del PSUV los que asuman si retiran su respaldo a Rafael Lacava para otra gestión al frente de las riendas de Carabobo o deciden apoyarlo.
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PERFIL | Lacava, el gobernador irreverente
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