No solo se ha descubierto una nueva especie de lagarto, sino que el hallazgo revoluciona lo que sabíamos sobre la red trófica de hace 140 millones de años.
En la mitología védica, la deidad Indra lucha contra un dragón que se traga a Indra entero. Ahora, los científicos han hallado una historia similar en el registro fósil: una nueva especie de lagarto que halló su muerte en la panza de un dinosaurio.
Este reptil desafortunado, al que han bautizado Indrasaurus wangi como guiño al relato mitológico, se descubrió dentro del abdomen de un dinosaurio con plumas denominado Microraptor. El fósil de este dinosaurio de cuatro alas se desenterró de la biota de Jehol de 130 millones de años, un filón de fósiles del Cretácico en el actual nordeste de China.
El hallazgo —descrito hoy en la revista Current Biology— es el cuarto fósil de microraptor que preserva contenidos estomacales, pero el primero que demuestra que los microraptores se alimentaban de lagartos. Los fósiles anteriores habían capturado en su interior pequeños mamíferos, peces o aves. El espécimen también revela que, como muchas aves depredadoras modernas, al microraptor le gustaba engullir los lagartos empezando por la cabeza.
El pequeño dinosaurio «parece haber sido un generalista, comía cualquier cosa que le cupiera en la boca», afirma el paleontólogo Scott Persons, investigador posdoctoral de la Universidad de Alberta que no participó en el nuevo estudio.
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