Son las primeras recogidas en otro mundo y las más valiosas del sistema solar del legado científico del programa Apollo.
Antes de volver a casa, al primer humano que puso un pie en la Luna le quedaba una tarea. Neil Armstrong tenía que recolectar algunas rocas, la primera muestra de otro mundo tomada por la humanidad. Apiló unas 20 piedras y también seis kilos de suelo lunar. Hoy, ese tesoro es el mayor legado científico del programa Apollo: casi 385 kilos de rocas provenientes del satélite natural de la Tierra. Durante 50 años, el análisis de esas rocas ha transformado nuestros conocimientos sobre la Luna y ha revelado las circunstancias de su nacimiento. Ahora, la NASA ha decidido entregar tres nuevas muestras que nunca habían sido analizadas por los científicos.
El Laboratorio de Recepción Lunar de la NASA fue construido en la década de 1970 para almacenar las rocas traídas por seis misiones.
Un sofisticado sistema de climatización, diseñado para mantener el aire ambiente 1000 veces más limpio que en el exterior, hace circular una leve brisa por todas las instalaciones del edificio. Los científicos solo pueden entrar con overoles, cofias y botas especiales para limitar la contaminación. Según Zeigler, esas rocas son de las más valiosas de todo el sistema solar.
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