Las historias de las fotografías
La fotografía es una herramienta de expresión perfecta. Tiene cientos de especializaciones y cada uno se puede enfrentar a la cámara como quiera. Unos serán más técnicos, otros más teóricos y algunos más creativos. Pero como toda manifestación, la fotografía tiene la facultad de contar historias.
La fotografía lo que necesita, lo que precisa para ser entendida, es un contexto. Sin el apoyo de más fotografías, sin un texto, puede que no lleguemos a entender qué es lo que nos quiere contar el fotógrafo. Perderemos mucha información y el poder valorar correctamente el resultado final.

Hay veces que las fotografías se entienden por sí solas y no necesitan un apoyo. Las buenas fotografías de paisaje, las imágenes familiares y las obras de algunos grandes maestros son el ejemplo más claro. Por supuesto que la fotografía de producto no tiene por qué trasmitir nada. Pero es el argumento de algunos para negar esta virtud de la imagen.
Fotografías que cuentan historias
En mis clases siempre digo que una buena fotografía es aquella que cuenta una historia. Aquella que, con la complicidad del espectador, le lleva a imaginar lo que está pasando en ese tiempo detenido. Puede que nos equivoquemos. Seguro que nos dejaremos llevar por nuestra imaginación, nuestras convicciones sociales e incluso nuestras ideas políticas.
En mis clases siempre digo que una buena fotografía es aquella que cuenta una historia
El retrato de Che Guevara de Alberto Korda, una de las fotografías más reproducidas, será diferente según quien la mire. A los de un lado les parecerá una aberración esa mirada. A uno del otro lado puede que le encanté. A un fotógrafo simplemente le llamará la atención la mirada tan intensa de una persona y el acierto del fotógrafo a la hora de disparar en ese momento.
