Cómo romper la regla de los tercios de forma “aceptable”
Hablamos de ella con bastante frecuencia, y del mismo modo que decimos que la Regla de los Tercios es un recurso muy útil para conseguir una mejor composición (sobre todo en el caso de los novatos), casi siempre añadimos también que no es para nada una norma que haya que seguir a rajatabla. Por eso, solemos recomendar romperla pero ¿cuándo es aceptable hacerlo?

Todo esto se hace con el fin de obtener una composición más equilibrada y dirigir la mirada del espectador hacia los puntos clave. Además, uno de sus principios básicos es ayudar a los fotógrafos menos experimentados a evitar ciertos errores muy usuales. Por ejemplo el de situar siempre al protagonista de una foto justo en el centro. Otro el de situar la línea del horizonte justo en la parte central de la imagen.
La respuesta a esta pregunta, como ya habréis adivinado, es que no, que no siempre se debe huir del centro ni para situar el elemento de mayor peso visual ni como referencia del horizonte… Entonces ¿cuándo se puede romper la regla de los tercios? Esta tiene una respuesta más complicada y, al tiempo, más sencilla: Siempre que se considere oportuno.

Pero ¿cómo saber que es oportuno? La respuesta la encontraremos fundamentalmente en la práctica y la experiencia, que son la mejor receta para avanzar. Es decir, con el tiempo y la constancia veremos como nuestras fotos mejoran, cómo asimilamos los conceptos compositivos y los volcamos en nuestras fotos y cómo, con ello, vamos arrinconando la regla de los tercios como una simple norma a la que recurrir en determinados casos.
Claro que una pequeña ayuda en forma de ejemplos siempre viene bien, y eso es justo lo que nos hemos propuesto hacer con este artículo en el que vamos a mostrar ejemplos de composiciones que rompen la regla de los tercios y, sin embargo, funcionan adecuadamente (ojo, tampoco es que sean “fotones”).
Centrar la imagen a veces no es mala idea
La primera de las situaciones que hemos mencionado, elegir el centro como punto principal, es casi con toda seguridad, la más recurrente. Pero, como decíamos, esto no tiene que significar que no se pueda conseguir un resultado armonioso como nos proponemos demostrar.

Empezando por, sin duda, uno de los ejemplos más claros que encontramos en el campo del retrato fotográfico. Al fin y al cabo, si lo que queremos es atraer la atención del espectador sobre un elemento claramente protagonista, y evitar despistes a otros elementos, lo más rápido y efectivoes situarlo directamente en el centro como en el ejemplo de arriba (un retrato “clásico”).
Esto funciona también en escenarios con bastantes elementos que pueden distraer la mirada del espectador. En estas situaciones, elegir un elemento en concreto y darle importancia, haciendo que lleve el mayor peso visual, es una manera de lograr que el observador tenga un punto principal en el que fijar su mirada. En el ejemplo de abajo lo potencié además con un cierto desenfoque del fondo.

Por el contrario, si queremos hacer una toma en la que no haya elemento alguno que distraiga la atención, podemos recurrir a los planos detalle. En este tipo de tomas suele ser difícil aplicar la regla de los tercios, y generalmente funciona bien una composición central como la de abajo…
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