Los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander que comunican al Táchira con Colombia, son el epicentro de la diáspora venezolana, gran cantidad de personas cruzan a diario en busca de oportunidades y un futuro incierto.
Personas cargadas de maletas, bebés en brazos, miedo, incertidumbre, sueños y mucho dolor es lo que se vive en estos pasos fronterizos, que en últimos cinco años, se han convertido en la vía de escape de quienes ahogados por la crisis huyen de manera desesperada.
Las imágenes reflejan una dramática realidad que representa un grave problema para los países de la región.
El éxodo masivo se pudiera comparar a lo que han vivido países con conflictos bélicos, sin embargo nuestros hermanos venezolanos escapan del hambre, la miseria, la crisis económica, la tragedia humanitaria y las pocas oportunidades.
Los destinos más buscados son Colombia, Perú, Chile, Ecuador, Argentina, entre otros.
Es común ver en las carreteras que desde el Departamento Norte de Santander conducen a diferentes regiones colombianas a los llamados caminantes, quienes con mochila en mano emprenden la riesgosa aventura con la esperanza de encontrar un empleo que les permita comer y enviar al menos para el mercado y las medicinas de los seres queridos que dejaron en Venezuela.
Algunos regresaron porque no aguantaron los forzosos trabajos y han sido explotados y hasta maltratados en otros países como consecuencia de la xenofobia.
Otros siguen buscando opciones, según algunos estudiosos del fenómeno de la diáspora venezolana, en el primer trimestre del 2020 pudiera incrementarse el éxodo, tomando en cuenta el clima de desesperanza política que hoy reina en nuestro país.
Redacción Curadas.