Mientras que la mayor parte de los niños y adolescentes en Ecuador cumple el aislamiento impuesto por el COVID-19, muchos menores migrantes venezolanos se han visto obligados a salir a la calle, descolgarse del sistema educativo, desandar camino o dormir a la intemperie aguardando su repatriación.
Ellos son más vulnerables y expuestos en esta pandemia que viene a empeorar la situación de los venezolanos que migraron para mejorar y deben regresar a Venezuela, huyendo del coronavirus.
La pandemia ha tenido un fuerte impacto en la infancia en Latinoamérica, donde el riesgo de exclusión social se ha exacerbado entre poblaciones indígenas, campesinas y en situación de pobreza, pero ha dejado sin asideros a familias de refugiados y personas en situación de movilidad humana cuyos hijos menores acarrearán consecuencias que podrían ser irreversibles.
«Estamos preocupados por la situación de la niñez porque está invisibilizada», advierte el representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Ecuador, el español Joaquín González-Alemán.
No en balde, Unicef ha alertado en un reciente informe sobre la necesidad urgente de proteger y apoyar a niños y adolescentes migrantes y refugiados venezolanos en el contexto del coronaviru
Y es que en opinión de González-Alemán, «la pandemia ha sacado a flote las desigualdades que hay en el país» y se traduce en la falta de agua, saneamiento e higiene en momentos en los que son vitales por el coronavirus, la incapacidad de los más vulnerables de denunciar agresiones o el abandono escolar.
Unicef subraya que los niños en movilidad humana acusan los problemas que cargan sus familias en un país como Ecuador, donde hay 400.000 venezolanos, cerca del 20 % menores de 18 años, de acuerdo a datos recientes de la Cancillería.
Los informes indican que el 20 % de los refugiados y migrantes venezolanos no tienen acceso regular al agua o jabón, el 84% experimentaron problemas para acceder a alimentos suficientes y uno de cada tres niños se acuestan con hambre.
De acuerdo a una encuesta realizada por Unicef entre 1.600 hogares venezolanos, colombianos y ecuatorianos en Ecuador, el 75% de los cuales tienen niños y adolescentes, la principal preocupación fue la seguridad alimentaria manifiesta en que menos del 30 % dijeron tener suficiente comida y el 13 % no tuvo ningún acceso a alimentos.
El principal detonante fue la falta de empleo y ahorros, lo que se evidencia en que el 82 % de los venezolanos estaba sin trabajo en mayo y el 40 % manifestó dificultades de acceso a la salud.
La nacionalidad de los hogares es un factor que ha ocasionado temor a la hora de salir a la calle a buscar alimentos o suplir otra necesidad vital, ya que muchos venezolanos temen ser expulsados de sus viviendas ante la imposibilidad de pagar sus arriendos, algo prohibido por ley.
Redacción Curadas.com