El ejercicio físico será siempre la mejor estrategia para vivir más y mejor

Son tan potentes los beneficios del ejercicio y a cualquier edad que, incluso en nonagenarios (90 años o más), se aprecian sus efectos

La actividad física o ejercicio es un concepto que abarca cualquier movimiento corporal realizado por músculos esqueléticos que provocan un gasto de energía, la cual se encuentra presente en todo lo que una persona hace durante las 24 horas del día, salvo dormir o reposar; por lo tanto, se pueden distinguir las modalidades de: actividades necesarias para el mantenimiento de la vida cuyo objetivo es divertirse, relacionarse, mejorar la salud o la forma física, y hasta competir.

La genética parece desempeñar un importante papel en nuestras probabilidades de vivir más y mejor.

Curiosamente, los polimorfismos que se vinculan a una mayor o menor longevidad se asocian también con cualidades físicas como la fuerza. Así, el alelo D y el genotipo DD del gen de la enzima convertidora de angiotensina se asocia con una mayor probabilidad de alcanzar una longevidad excepcional (vivir más de 100 años y sin ninguna enfermedad importante), pudiendo estar relacionado, al menos en parte, con una mayor preservación de la fuerza y la masa muscular.

Por otro lado, portar el alelo ε4 del gen de la ApoE parece tener un impacto negativo sobre la propia longevidad, que tendría que ver con una pérdida de la fuerza muscular. No obstante, más allá de la genética, existe sólida evidencia que señala que hacer ejercicio permite vivir más tiempo y disfrutar de un envejecimiento saludable.

Cuando envejecemos

Entre los cambios que se producen durante el envejecimiento se incluyen una pérdida de masa y fuerza muscular, un proceso denominado sarcopenia. Aunque tradicionalmente la sarcopenia ha sido vista como una consecuencia inevitable del envejecimiento, un grupo de investigación quiso evaluar si podría deberse más bien a la reducción en los niveles de actividad física que suelen presentar las personas mayores.

Y, efectivamente, los resultados mostraron que, al contrario de lo habitualmente observado en sujetos sedentarios, en aquellos que hacían deporte no había diferencias en la masa muscular entre los personas de los distintos grupos de edad, ni siquiera en los mayores de 70 años.

Y aunque se encontró una disminución de la fuerza muscular asociada con la edad, el hecho de que en los deportistas solo se diera a partir de los 60 años, algo que ocurre mucho antes en sedentarios, nos vuelve a mostrar el papel protector que ejerce el ejercicio frente a los efectos deletéreos del envejecimiento.

Se confirma que la disminución de actividad física es una de las principales causas de la pérdida de masa y función muscular y no el envejecimiento per se.

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