La cantidad de veces que los padres decimos a nuestros hijos «que sea la última vez» disminuye a medida que se cumplen las verdaderas e inevitables últimas veces.
La última vez que los cargamos, la última vez que los bañamos o nos bañamos juntos, la última vez que nos permitimos andar desnudos frente al otro, la última vez que los llevamos dormidos hasta sus camas, la última vez que les leemos un cuento, la última vez que corregimos su pronunciación de la letra erre, la última vez que el niño entra furtivamente al cuarto matrimonial porque tiene miedo…
Los niños crecen y empiezan a llover las «últimas veces» y muchas suceden sin que nadie tome nota, sin que te des cuenta, porque las últimas veces casi nunca avisan, por lo general entierran pedazos de la infancia y la adolescencia sin hacer ruido.
De ser una amenaza de los padres a los hijos, “que sea la última vez” pasa a ser una realidad agridulce de la vida.
Es así solo si nada brutal interrumpe la relación familiar y el curso normal de las cosas. Para los menos afortunados, todas las últimas veces pueden revelarse en un solo y terrible momento.
Las últimas veces se llevan consigo cosas que antes creíamos intolerables, pero después extrañamos, porque el silencio y la soledad son peores, y porque también es peor algo malo actual, real, que algo malo que solo está en los recuerdos.
Las peleas entre hermanos, los juguetes regados en la sala, las cosas donde no van. A veces quisiéramos más de eso que tanto nos molestaba.
Esto no es una defensa al desorden o a la mala conducta, ni un llamado a consentir a los hijos, pero sí es un preámbulo a esta recomendación:
Ten toda la paciencia que puedas, sé siempre cordial, amable, incluso al regañar.
No te afanes, no sufras tanto porque sucedió esto o aquello, o por lo que tus hijos hicieron o dejaron de hacer, pues más temprano que tarde, la vida se encargará de que sea la última vez.
También puedes disfrutar la letra de la canción «Slipping Through My Fingers» del grupo ABBA que trata el mismo tema.
Mochila en la mano, ella sale de su casa temprano en la mañana
Diciendo adiós con una sonrisa distraída
La miro ir con un aumento de esa tristeza bien conocido
Y tengo que sentarme un rato
La sensación de que la estoy perdiendo para siempre
Y sin llegar a entrar en su mundo
Me alegro cada vez que puedo compartir su risa
Esa niña divertida
Deslizándose a través de mis dedos todo el tiempo
Trato de captar cada minuto
El sentimiento dentro
Deslizándose a través de mis dedos todo el tiempo
Sueño en nuestros ojos, ella y yo en la mesa del desayuno
Apenas despierto, dejé un tiempo precioso pasar
Luego, cuando ella se va hay esa sensación melancólica extraña
Y un sentido de culpa que no puedo negar
¿Qué pasó con las aventuras maravillosas?
¿Los lugares que había planeado para que fuéramos?
(Deslizándose a través de mis dedos todo el tiempo)
Bueno, algo de eso lo hicimos, pero la mayoría no
¿Y por qué? Simplemente no lo sé
Deslizándose a través de mis dedos todo el tiempo
Trato de captar cada minuto
El sentimiento dentro
Deslizándose a través de mis dedos todo el tiempo
¿Realmente veo lo que está en su mente?
Cada vez pienso que estoy cerca para saber
Ella sigue creciendo
Deslizándose a través de mis dedos todo el tiempo
A veces desearía poder congelar la imagen
Y salvarla de los trucos divertidos de tiempo
Deslizándose a través de mis dedos
Deslizándose a través de mis dedos todo el tiempo
Mochila en la mano, ella sale de su casa temprano en la mañana
Diciendo adiós con una sonrisa distraída
Imagen: escena de la película «About time»