Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo, II Fase – 61ra. entrega

(Continuación)

En el transcurso de esta semana, específicamente el 2 de Febrero del 2021, se cumplieron 124 años de la firma del Tratado de Washington, en la que los Estados Unidos de América representaron sin alternativa alguna para Venezuela, la participación en el arbitraje internacional realizado con Gran Bretaña para dirimir el litigio fronterizo existente en cuanto a los límites de Venezuela con la Guayana Inglesa, culminando dos años después con el nefasto, nulo y viciado Laudo Arbitral de París de 1899, en la que a Venezuela se le estarían despojando de 159.500 kilómetros cuadrados sin tomar en consideración los espacios acuáticos de dicho territorio en la fachada marítima del Océano Atlántico.

Y como fue señalado en el párrafo anterior, 124 años después de la firma de dicho Tratado, y a raíz de los eventos suscitados el 23 de enero del año en curso, en el que las embarcaciones “Lady Nayera” y “Sea Wolf’ fueron interceptadas y detenidas por la Armada venezolana, dado que se encontraban ejerciendo ilegalmente actividades pesqueras en la zona económica exclusiva del Esequibo, espacio marítimo correspondiente al área recién creada como de Defensa Integral de Venezuela en la fachada marítima del Atlántico, siendo catalogada dicha acción por el Gobierno de Guyana como una flagrante violación de su soberanía y de las normas fundamentales del Derecho Internacional, se han incrementado las tensiones entre ambos países con motivo del descubrimiento de los recursos energéticos existentes en dichos espacios acuáticos. En este contexto, Guyana ha elevado su protesta ante la Organización de Estados Americanos (OEA), y esta se inclinó en favor de Guyana condenando la detención de las embarcaciones y exigiendo la liberación de los ciudadanos guyaneses detenidos, lo cual ocurrió recientemente por disposición de las autoridades venezolanas.

El presidente del Gobierno guyanés, Irfaan Ali, rechazó las acciones de las autoridades venezolanas, refiriéndose a las detenciones efectuadas y a la creación de la zona marítima de Defensa Integral para el desarrollo de la Fachada Atlántica, a propósito de salvaguardar la frontera venezolana en dichos espacios. Y en ese contexto, se sigue insistiendo en nuestro país en adoptar un doble discurso sobre este particular, olvidando que la controversia territorial sobre el espacio geográfico integral del Esequibo NO es un tema de partidos políticos ni de ideologías, ni de gobierno, sino de ESTADO, y por lo tanto nos concierne a todos puesto que es un problema que afecta a todos los venezolanos. Considerando que hace poco se decidió darle un vuelco a la política sigilosa que mantuvieron los distintos gobiernos venezolanos durante años hasta la presente fecha, en el que se decidió ventilar hace poco el tema y dar a conocer a todo nuestro gentilicio lo que está sucediendo realmente con el tema del Esequibo, es necesario brindarle al lector un rápido y consistente conocimiento sobre la realidad que enmarca a este litigio.

Es importante señalar que desde el principio, la Guayana Esequiba formó parte de la Capitanía General de Venezuela en 1777, luego fue integrada como parte de la República de Venezuela a partir del año de 1811; y posteriormente con la creación de la Gran Colombia en 1819, Gran Bretaña reconoció al río Esequibo como la frontera entre Venezuela y la Guayana Inglesa manteniéndose dicho límite inclusive al momento en que se generó la separación de Venezuela de la Gran Colombia en 1830. Gran Bretaña por su parte, a través de un Tratado con los Países Bajos en 1814, había adquirido un espacio continental ubicado al este del río Esequibo, cuya superficie apenas abarcó 51.700 kilómetro cuadrados sin señalarse en dicho Tratado la frontera occidental de dicho espacio geográfico; a esta falla se le agregó el posterior descubrimiento del oro en la cuenca del río Yuruari, cuyo espacio fluvial le pertenece a la Guayana venezolana, creando con ello grandes expectativas que abrieron las apetencias y ambiciones de los ingleses en ese territorio.

En 1840, Gran Bretaña designó al explorador de origen prusiano, Schomburgk, para que éste trazase dicho límite occidental de la Guayana Británica, realizando éste personaje un delineado adicional que abarcaba 80.000 kilómetros cuadrados adicionales. Es importante agregar que dicho explorador trazó una segunda línea fronteriza que abarcaba una mayor superficie hacia el oeste del río Esequibo, y Gran Bretaña modificó posteriormente los mapas con una tercera y cuarta línea, pretendiendo llegar así hasta la población venezolana de Upata.

Recordemos que históricamente la región del Esequibo no fue nunca teatro de operaciones ni de conflictos para Venezuela, dado que el tablero estratégico operacional y táctico de la época se manejó hasta los Estados Sucre y Bolívar. Y los ingleses aprovecharon infamemente esta oportunidad para manipular los trazados a sus conveniencias y establecer geográficamente sus pretensiones imperiales.

De acuerdo a la documentación existente en el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, la disputa se inició en el año de 1841, cuando el Gobierno venezolano denunció una presunta incursión a su país por parte del Imperio británico. Venezuela bajo la Presidencia del General José Antonio Páez sabía que no podía enfrentarse al imperio más poderoso mundo en ese entonces, y acudió al Gobierno de los Estados Unidos de América, y amparada en lo establecido en la Doctrina Monroe, dicho país accedió años después, en 1895, a conformar la intervención sobre el litigio fronterizo. El Presidente del Gobierno de los Estados Unidos de América, Cleveland, había manifestado anteriormente que la línea fronteriza en el espacio geográfico del Esequibo había sido ampliada de una manera misteriosa.

De hecho, el Reino Unido rechazó al principio la intromisión norteamericana, pero con las presiones ejercidas terminó aceptando que el litigio fuese llevado a un arbitraje internacional.

Y fue así como el 2 de febrero de 1897, los Estados Unidos de América como nación representante de Venezuela y el Reino Unido, firmaron el Tratado de Washington para dirimir la disputa existente.

En ese entonces, Venezuela fue convencida e inducida a que jurídicamente se le aplicaría el principio legal del Derecho Internacional que le garantiza a los Estados administrar territorios que geográfica e históricamente les pertenecen,
siendo ello denominado el uti possidetis iuris, y en razón de ello aceptó que los Estados Unidos la representase para acudir al arbitraje internacional en París, hecho que como se ha demostrado en tiempo, constituyó un vil engaño, dado que si el territorio de Venezuela para cuando era una colonia española antes de 1811 contemplaba a todo lo que es el Esequibo como parte de nuestro país, ello debió mantenerse tal cual para cuando se convirtió en República, pero no, a espaldas de Venezuela, y previa manipulación y presión de los jueces ingleses y el Profesor ruso Friedrich Martens como Juez Principal, presionaron a los jueces norteamericanos, tal como lo escribió el Abogado Principal en el Memorándum Severo Mallet-Prevost, para culminar con el Laudo Arbitral de París de 1899, estableciendo la Línea Schomburgk como la frontera entre ambos territorios en la que se le despojó a Venezuela de los 159.500 kilómetros cuadrados de territorio continental.

En 1949, tras el fallecimiento del Abogado Principal norteamericano Severo Mallet-Prevost se hizo público el documento (memorándum) antes señalado en el que éste personaje denunciaba que el Laudo Arbitral de París fue prácticamente una componenda política que atendió intereses políticos tanto de Gran Bretaña como de Rusia, y que la presión del tribunal fue de tal magnitud hacia los jueces norteamericanos que la decisión culminó con una sentencia unánime. Y es por ello, que Venezuela considera que nuestro Estado Esequibo fue tomado de forma ilegítima por Gran Bretaña. Una vez que culminó la Segunda Guerra Mundial, se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y de allí se inició el proceso de independización de varias colonias europeas, lo que conllevó a la conformación de un escenario proclive a la revisión del Laudo Arbitral de París de 1899. Con esta nueva posibilidad se iniciaron nuevas averiguaciones posteriores que le permitieron al Estado venezolano cincuenta (50) años después y con las nuevas evidencias encontradas, denunciar ante las Naciones Unidas en el año de 1962 las anormalidades y alteraciones encontradas, de manera que se le obligase a Gran Bretaña llevar a cabo la revisión de dicho Laudo Arbitral de 1899, lo cual obtuvo una negativa rotunda.

Sin embargo, a raíz de la independencia de Guyana, se llevó a cabo la firma del Acuerdo de Ginebra el 17 de febrero de 1966, tres meses antes del reconocimiento de la independencia de Guyana, y en ese documento se reconoció el reclamo de Venezuela, además de establecerse como condición la búsqueda de soluciones satisfactorias para el arreglo práctico del litigio existente entre Venezuela y Guyana; adicionalmente se agregó que si ambos países no se ponían de acuerdo en una solución pacífica, el Secretario General de las Naciones Unidas debía elegir otros mecanismos de solución que estuviesen contenidos en el Artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas.

En el contexto de este nuevo Acuerdo obligante que en definitiva dejaba atrás la sentencia del Laudo Arbitral de París de 1899, Guyana ha considerado que no hay más nada que discutir y que Venezuela debe aceptar las fronteras establecidas en el Laudo antes señalado; adicionalmente, en marzo de 2017, el ex vicepresidente de Guyana Barrington calificó la posición y el reclamo de Venezuela como absurdo, negando además que la disputa hubiese comenzado en 1840, sino que ello se inició a partir de 1890, en el momento en que los Estados Unidos de América ayudaron a que Venezuela pudiese llevar al Reino Unido a una mesa de arbitraje, en el que finalmente Venezuela recibió la Boca del río Orinoco y se acordó como parte del Tratado de Washington de 1897, aceptar la decisión como final y definitiva, así mismo recalcó que Venezuela nunca jamás había ejercido la soberanía sobre el Territorio Esequibo.

Este personaje señaló además que las Provincias Unidas de los Países Bajos se separaron de España en 1648, y España nunca tuvo soberanía sobre el Esequibo, pues ello se les había concedido a los holandeses a través del Tratado firmado entre las partes, perdiendo ellos dicho territorio durante las guerras napoleónicas con Gran Bretaña en 1814. Lo que éste personaje no menciona es el espacio geográfico que debieron recibir a raíz del Tratado firmado entre Holanda y España.

Luego de la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966, se llevó a cabo la firma del Protocolo de Puerto España en 1970, que congeló las conversaciones entre ambas partes por doce años, siendo retomado nuevamente en un clima de altibajos y hasta de bajo perfil, hasta que se encontraron múltiples yacimientos petroleros en los espacios acuáticos del Estado Esequibo y Guyana haciendo caso omiso al Acuerdo de Ginebra, se amparó bajo las faldas y pantalones de otros países del primer mundo para otorgar concesiones ilegítimas que han explotado y aun continúan, por lo que las tensiones entre ambos países se han incrementado.

Sumado a ello, Guyana en maniobra manipulada con el Secretario de las Naciones Unidas, y a espaldas del Acuerdo de Ginebra de 1966, introdujo en el año de 2018 una solicitud ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya una solicitud para darle la validez al Laudo Arbitral de París de 1899l, y Venezuela ha manifestado que dicha Organización jurídica internacional no tiene la competencia para dirimir sobre el asunto del litigio, dado que la decisión fue asumida unilateralmente y contraria a lo establecido en el único soporte legal actual como lo es el Acuerdo de Ginebra de 1966.

Y así, el 18 de diciembre de 2020, la Corte Internacional de Justicia dictó su fallo en el que se declaró competente en cuanto a la solicitud realizada por Guyana para determinar o no la validez del Laudo Arbitral de París, por lo que a Venezuela como lo he mantenido desde el principio, no le convenía a sus intereses asistir a manos de un tercero, porque allí solo se determinaría la validez o no de una sentencia nula e írrita celebrada en 1899, aunado a que la historia en materia de delimitación de nuestras fronteras dejada en manos de terceros, ha generado severos daños a nuestra integridad territorial, siendo a partir del año 1966 el Acuerdo de Ginebra firmado entre las partes, el único documento vigente que tiene carácter obligante para las partes, y Guyana ha irrespetado el mismo tomándose atribuciones que no le corresponden al igual que el Secretario General de las Naciones Unidas, por lo que las consecuencias desde la firma del Tratado de Washington que se realizó hace 124 años, han desembocado en un sin número de tropiezos, vacilaciones, manipulaciones y actuaciones ilegítimas que siguen trastocando a todos los venezolanos.

Y de seguir creciendo las tensiones entre ambos países tal como se avizora en el presente, este asunto sagrado de Estado que nos concierne a todos los venezolanos, debe llevarnos a entender una vez más que estamos lidiando con un país cuya independencia le es indolente puesto que la obtuvieron prácticamente obsequiada de los ingleses, lo que implica su inadecuado sentido de integridad territorial, mientras que en nuestra Venezuela, muchos personajes de este noble gentilicio arriesgaron todo por otorgarnos lo que por derecho nos corresponde hoy en día, y el Estado Esequibo fue, es y será parte de ese legado. La realidad nos demuestra, que este asunto aún se encuentra en un escenario en el que abordarlo requiere acicalamiento y acuerdos en varios matices acompañados de interpretaciones y análisis concienzudos, por lo que hay mucho tema para tratar y considerar.

Por: CA (r) Dr. José Chachati Ata

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