(Continuación)
Uno de los temas que se agregó dentro de las propuestas que maneja actualmente el Gobierno de Venezuela fue la creación del Territorio Federal Esequibo, en el que había expresado mi opinión al respecto mediante la sustentación ya presentada anteriormente en el que se presentó la creación del vigésimo cuarto Estado Esequibo con capital Ferrear; sin embargo, sobre esta temática se desataron algunas discusiones en el que se suscitaron posiciones encontradas, como el hecho de haberse manifestado que solo debía reconocerse a los Estados Delta Amacuro y Bolívar los áreas respectivas dentro del espacio geográfico en reclamación, por lo que no era necesario ni viable en la actualidad llevar a cabo tanto la creación de un Territorio Federal o de un Estado. A esta crítica se agregó que sería recomendable la conformación de una Autoridad Única que coordine con los Estados, Municipios y el poder central las acciones territoriales a tomarse en lo que corresponde al Esequibo.
Ahora bien, el fundamento manifestado y contrario al establecido ´por el Gobierno Nacional, el cual refutó la idea de crear un Estado o Territorio Federal, fue que más bien que se debería continuar con la proyección históricamente existente de Venezuela hacia el Esequibo, lo cual establecía que dicho territorio para ese entonces era una proyección continua de los Estados Delta Amacuro y Bolívar, por lo que estos debían retomar y restituírseles sus legítimos territorios dentro de la Zona en Reclamación y así reflejarlo en sus mapas; adicionalmente, dichos Estados deben asumir sus responsabilidades para con la población esequibana respectiva según corresponda, y cumplir con ellos las responsabilidades que le atañe a las autoridades respectivas, buscando con ello fortalecer la integración del esequibano con el resto del país y viceversa.
Por otra parte, se agregó que debían crearse varias entidades federales para el Esequibo sin utilizar la línea de facto marcada en el espacio geográfico en reclamación, y dichas entidades debían una porción territorial adyacente a ella como punto de apoyo, de manera que se puedan idear planes de acción sustentados sobre las conectividades, y contener varios centros logísticos de los ya existentes en esa región oriental y sur oriental de Venezuela, con capacidad de crecimiento ordenado y planificado en toda la región; también fue considerado que los mapas de Venezuela debían incluir el espacio geográfico de los Estados Bolívar y Delta Amacuro dentro del Territorio Esequibo, señalándose la línea del Laudo de París de 1.899 con un trazado distinto a los límites actuales de cada uno de los Estados ya señalados, e incluyendo los límites internacionales de los espacios acuáticos frente a los ríos Orinoco, Esequibo por el medio de su cauce y frente a la costa de la Zona en Reclamación.
El punto central de mi observación sobre todo lo escrito anteriormente, radica en que continúo observando la necesidad de exacerbar el protagonismo propio de nuestra cultura, sin querer entender que esta problemática compleja no es tema de un solo gobierno, o de un partido, o de una organización determinada, sino de Estado, y por ello, deben involucrarse todas las instituciones venezolanas afines a este litigio (hecho que no sucedió nuevamente), no para asignarse cuotas de poder en una relación de verticalidad sobre el tema en cuestión, sino a propósito de alcanzar un consenso horizontal que permita a través de una participación omnidireccional la unificación final de decisiones y acciones mediante la discusión de diferentes criterios, y que ello debió manejarse desde hace años, lo que me permite manifestar que aún no hemos madurado sobre este particular, y seguimos torciéndonos unilateralmente las manos, en lugar de hacerlo de manera conjunta hacia un mismo sentido, de manera de lograr sumar éxitos y realidades y no antagonismos y retóricas inútiles.
Si mal no recuerdo, desde mi educación en primaria, fue cuando vi por primera vez el mapa de Venezuela con los detalles limítrofes, y me enseñaron además acerca de la división política territorial de mi país con sus respectivos Estados, Territorios Federales y Distrito Federal, sus capitales y el trazado de sus límites, por lo que estuve más que claro hasta donde llegaban los límites del Estado Bolívar y Delta Amacuro, recordando también que para ese entonces se había firmado el Acuerdo de Ginebra de 1966; sin embargo, es importante acotar que ya estaban reflejados en el mapa de Venezuela correspondiente a la Capitanía General antes de la transformación política de 1810, los límites orientales de Venezuela, y en ello se puede observar que el Esequibo aparece como parte indiscutible del territorio venezolano, no manejado ni alterado como lo fueron las líneas Schomburgk; en ese mapa original las provincias de Venezuela son distintas en cuanto a su trazado de lo que se ha pretendido señalar al principio de este escrito.
Es por ello que la inclusión del Territorio Esequibo debe conformar parte de la División Política Territorial de Venezuela, y además de ello, concuerdo en que los espacios acuáticos deberían estar agregados también como parte de los límites de nuestro país, por lo que deben realizarse las divisiones respectivas en cuanto a municipios y organizaciones respectivas, incluyendo las autoridades respectivas establecidas en el marco jurídico venezolano con las responsabilidades que le atañen a cada una de las partes.
La Constitución de 1999 establece el territorio que pertenece a la República
Bolivariana de Venezuela (1999), agregando la frase “con las modificaciones
resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad”; este es el caso del Laudo de París de 1899 que despojó a Venezuela del espacio geográfico situado en la margen occidental del río Esequibo y, corrige la omisión del Congreso de 1961 con relación a los laudos y arbitrajes determinantes de las fronteras actuales.
Ahora bien, bajo la óptica presentada en este Artículo sobre la creación de nuevas entidades políticas venezolanas, se origina la posibilidad de crear territorios que permitan el ejercicio de la soberanía nacional y consolidación de la salvaguarda de la integridad territorial, extendiendo estas al espacio geográfico integral del Esequibo; por lo que la Nación con la legítima titularidad y demostración ante la comunidad internacional de la reivindicación que se espera obtener, estaría asentando cónsonas posiciones geopolíticas. Y por ello, que esta acción ha motivado en el suscrito el estudio para decretar la creación de un Estado fronterizo, que sería el vigésimo cuarto de la división territorial venezolana, denominado “Esequibo”, cuya capital es “Ferrear” y su ubicación geográfica estaría en lo que es actualmente “Madia”; su justificación se fundamenta en el siguiente análisis:
- Es uno de los ocho mayores asentamientos poblacionales existentes a lo
largo del espacio geográfico esequibense, con mayor existencia de oro y diamantes, lo que permitiría además de la generación de empleos directos e indirectos, desarrollar y mantener un mayor control al tener los centros de poder allí radicados. - Por su proximidad a los espacios fluviales de los ríos Mazaruni y Esequibo, además de la dinámica económica que tendría un sensible crecimiento, permitiría el ejercicio de un mayor y permanente control de las amenazas existentes, además de propiciar el acercamiento de la población venezolana y guyanesa en un proceso de consolidación e integración.
- Su cercanía a la vía terrestre de comunicación entre Bártica y Mazaruni (Potaro), tiene ramales a los puertos mineros de Isana y Tumatumari, siendo esta la única carretera que se interna dentro del Estado Esequibo. De allí podría iniciarse un proceso escalonado de integración comunicacional a lo largo y ancho de ese espacio geográfico.
- La proximidad a la franja petrolífera tanto del Estado Esequibo como de Guyana (norte, noroeste y noreste), permitiría además del control exhaustivo en cuanto a los programas de exploración y explotación conjunta, mejorar las condiciones de seguridad integral poblacional y, fomentar un proceso de cooperación e integración que Venezuela asumiría con mayor ventaja pero también con mayores responsabilidades, dada la infraestructura requerida y la tecnología de avanzada que posee la Nación.
- La centricidad del poder permitiría mantener un control ecológico hacia los cuatro puntos cardinales, además de la proximidad a zonas hídricas para el tratamiento y consumo de las aguas para la población, así como la cercanía a la zona de materiales radioactivos y de cobre (noroeste y oeste del Esequibo), lo que amplía el espectro de razones para ejercer el control de exploración y explotación de recursos apetecidos por naciones desarrolladas, así como el medio de generar el sustento y progreso poblacional.
- La proximidad a los proyectos hidroeléctricos del Alto Mazaruni y sus poblaciones cercanas al Estado Boilívar (oeste), así como al área geográfica donde se desarrollan los proyectos brasileños del Ireng (suroeste), benefician el control, desarrollo, crecimiento, cooperación e integración tanto con la República Cooperativa de Guyana como con Brasil en sus fronteras; adicionalmente obligaría a una planificación y desarrollo consolidados hacia la nodalidad y conectividad de los Estados Bolívar y Delta Amacuro hacia el Esequibo, así como su sustentabilidad.
- La extensa riqueza forestal existente permite transportar con mayor fluidez la madera por los espacios fluviales, así como la cercanía geográfica que tiene en general a las áreas donde abundan el hierro, manganeso, bauxita y cobre, próximos a la confluencia del Cuyuní con el Mazaruni, les cede el beneficio de transportarlas; por otra parte la cercanía por el este al río Esequibo, permite el desplazamiento por dicho espacio fluvial, de la economía hacia el norte hasta lograr la salida directa al océano Atlántico.
- La posición centrada de Madia en cuanto latitud geográfica se refiere con respecto al Esequibo y la República Cooperativa de Guyana, permite geopolíticamente controlar, desarrollar y supervisar en forma omnidireccional, todas las políticas, estrategias y objetivos trazados en materia de integración tanto con las naciones ubicadas al este de la República Bolivariana de Venezuela como de Brasil.
- El nombre de Ferrear como la capital del Estado Esequibo, se deriva de 1821, cuando el Libertador Simón Bolívar supo que La Torre acechaba en la Sabana de Carabobo, ordenándole pasar al ejército venezolano por caminos angostos para caer a la retaguardia del enemigo, pero aún así, quedaron bajo el fuego de los españoles, afrontando serias dificultades, ocasión esta que permitió cubrirse de gloria e inmortalidad al Comandante Ferrear y su aguerrida legión británica, quienes con un nutrido fuego al enemigo, dieron tiempo a que las fuerzas patriotas se reorganizaran para derrotar en breve tiempo a las tropas realistas, alcanzando Venezuela su victoria e independencia.
- Adicionalmente, al considerar los asentamientos poblacionales existentes en la actualidad, se generaría la conformación delimitada geográficamente de distintos municipios en el Estado Esequibo, aunado a la presencia gubernamental e instituciones para garantizar el ejercicio de la soberanía, la inclinación de los esequibenses a recibir sus nacionalidades como venezolanos y a la funcionalidad adecuada dentro del contexto político territorial de las realidades que abarca el Estado venezolano a lo largo y ancho de su legítimo territorio.
Y todas estas acciones han obedecido a la actitud radical e intransigente de Guyana desde el año 2015, en el que ha manifestado cambios sensibles y fluctuantes con respecto a Venezuela y su compromiso a través del Acuerdo de Ginebra. El gobierno guyanés, manteniendo su posición oficial, en diferentes oportunidades, extraoficialmente ha explorado posibles hipótesis de solución sustantiva de la controversia territorial a cambio de obtener posibles ventajas económicas, como el apoyo para el proyecto hidroeléctrico del Alto Mazaruni, la interconexión eléctrica y la financiación de la factura petrolera. Con dedicación y mucha imaginación fue y aún sigue siendo posible encontrar una o varias soluciones prácticas enmarcadas en el Acuerdo de Ginebra de 1966, a pesar del cambio realizado con el involucramiento de la Corte Internacional de Justicia.
Ese complejo mapa cognitivo surge como base del enfoque con confusas posiciones, manipulaciones y radicalismos que embisten a Guyana, por lo que el Estado venezolano debe exigir la consistencia de un modelo de análisis para solucionar esta controversia en un contexto cognitivo referido en esencia a la idea de voluntades, intenciones y coherencia. Debatir la pertinencia de la posible solución o interpretación es en cierto modo poner en juego el régimen argumentativo que enmarca la concepción del escenario geopolítico actual, dado que este ha variado tanto en el contexto nacional como internacional. La solución práctica y definitiva de la controversia sólo será posible cuando los gobernantes de cada nación logren integrar la alianza mayoritaria de intereses internos que apoyen y acepten el acuerdo derivado de la mesa de entendimiento.
Ahora bien, debo señalar con toda responsabilidad, que la presencia de la zona en reclamación en el mapa de Venezuela podría estimular en los venezolanos falsas expectativas en cuanto a la recuperación del espacio geográfico integral usurpado y, podría conducir a frustraciones y anticipar una reacción que obstaculizaría cualquier hipótesis de solución para quienes piensan que la recuperación no es total conforme a los postulados del Acuerdo de Ginebra.
Pero dejar de colocar el Esequibo en el mapa de la República Bolivariana de Venezuela, constituye para la salvaguarda de la integridad territorial de la Nación venezolana una contradicción e irrespeto en el contexto de la defensa integral, soberanía e independencia, puesto que el mensaje ante la comunidad internacional es que la línea fronteriza fue fijada y aceptada por el Laudo Arbitral de París de 1899 y, esta aseveración difiere de la realidad.
La historia señala que la República Bolivariana de Venezuela ha sido embestida con una desgarrada historia ante el cercenamiento del Esequibo. La conducta colectiva del venezolano, al menos la que se ha vislumbrado durante la realidad que vive el país, señala intangiblemente cierta insensibilidad e inconsciencia espacial sobre ese espacio geográfico integral en reclamación. Mientras Venezuela ha reflejado un perfil de comportamiento sustentado en eventuales, insuficientes e interrumpidas decisiones a través de la ejecución de políticas fronterizas como garantía de la salvaguarda de la integridad territorial en el espacio geográfico integral venezolano esequibense, Guyana aun cuando advierte inconstancia e insuficiente presencia estatal, resalta mayor conciencia sobre lo que Gran Bretaña le ha entregado y de cómo le fue usurpado a Venezuela atendiendo los intereses imperialistas del siglo XIX, exteriorizando comportamientos insensatos, inflexibles y carentes de sustento jurídico como el hecho de haber permitido la exploración y explotación petrolera otorgando concesiones a empresas trasnacionales y el hecho de haberle dado la espalda al Acuerdo de Ginebra de 1966, en el que ha pretendido involucrar a la Corte Internacional de Justicia en componenda con el Secretario General de Organización de las Naciones Unidas.
La frontera oriental de Venezuela definida desde el Estado Delta Amacuro hasta el río Esequibo, aparece como zona marginal por cuanto la influencia de los centros de poder es débil. La distancia que separa a Caracas o Georgetown de esta zona fronteriza unida a las condiciones reinantes en el sitio, demuestran esta realidad; sin embargo, el giro que Venezuela viene dando progresivamente, señala que está en condiciones prestas para originar procesos escalonados de desarrollo integral de la Nación con una mayor presencia del Estado y cristalización de un género de vida con pensamientos específicos (valores), que trascienden las fronteras en el escenario geopolítico actual.
Una política continua que requiere iniciar Venezuela con seriedad y profundidad, sería la de extenderse sin titubeos o condicionantes hacia la frontera esequibense; por lo que no debe ignorarse a riesgo de un fracaso, investigar con suficiencia a estos grupos humanos existentes que constituyen una sociedad con miras a lograr identificarse y amoldarse a los valores, lengua y tradiciones propias de la Nación venezolana. Alcanzar la consolidación de una interdependencia asimétrica con Guyana, repercute en el tiempo sobre el Esequibo como parte de la Nación venezolana según la valoración que éste le dé al espacio, sustentando el trabajo planificado sobre el enlace de hechos históricos con el presente desde la firma de la sentencia del Laudo de París de 1899 y, adentrándose en el contexto geopolítico actual, de manera que coadyuve a fortalecer cada ámbito del interés nacional, particularmente el geográfico a través del ejercicio de la soberanía y salvaguarda de la integridad territorial.
Las condiciones venezolanas en el escenario nacional e internacional del siglo XX, han señalado cambios realizados como ventajas situacionales que sintetizaron la dinámica de la complejidad espacial, pero las prioridades, actitudes, inconsciencia y manejo de la política exterior no dejaron percibir la naturaleza y condiciones existentes sobre estas observaciones. En la actualidad, entran en juego variables que para el Estado venezolano, la Constitución de 1999 aportó un verdadero avance sobre los espacios geográficos venezolanos por cuanto consagra la delimitación y ampliación de la competencia territorial del Estado, al señalar con detalles los distintos espacios o zonas geográficas donde Venezuela ejerce la soberanía exclusiva y plena.
Las actividades tecnológicas para el desarrollo integral de la Nación, sustentadas en la exploración y explotación energética, han marcado un hito en las políticas y presencia del Estado en ese espacio geográfico abandonado, dado que el cambio laboral y visionario iniciado sobre los espacios acuáticos del océano Atlántico, la independencia marítima que se origina en forma natural con la libre salida de Venezuela hacia dicho océano y, el hecho de ser la costa venezolana (no consolidada aún en el área oriental) la que mayor población alberga en general en conjunto con la dinámica socioeconómica para el Estado, en su conjunto, deberían constituir ventajas que escalonadamente comiencen a fluir sobre la conciencia de los venezolanos influyendo sobre los asentamientos poblacionales fronterizos.
La historia demuestra el descaro sin sustento jurídico de quienes han apetecido obtener y explotar integralmente el espacio geográfico venezolano; la Nación debe modernizar y enriquecer su conciencia de espacio para evitar crear vacíos en la población, dado que esta insuficiencia coadyuvó a cercenar buena parte del territorio. La perspectiva sobre la integridad territorial venezolana fue eminente al expresarla el Libertador Presidente Simón Bolívar, quien profundizó sus reflexiones al expresar que Guayana y Casanare eran las provincias nucleares de su sueño. También puedo manifestar que en la investigación realizada, se determinó que la población de Guyana vive exclusivamente en diez mil kilómetros cuadrados que corresponden a la franja costera ubicada al este del río Esequibo. En la absoluta realidad histórica y geográfica, si acaso, ese es el único y exclusivo territorio que corresponde a la Guyana independiente de hoy; esa Nación tiene lo que no tienen los países insulares del Caribe ni le ha manifestado a la comunidad internacional esta realidad: más de 40.000 kilómetros cuadrados de reserva y expansión territorial, a fin de evitar la tragedia de la emigración por falta de espacio vital.
El artículo 15 de la Constitución de 1999 consagra la responsabilidad al Estado Venezolano de establecer una política integral en los espacios fronterizos terrestres, insulares y marítimos, preservando la integridad territorial, soberanía, seguridad, defensa, identidad nacional, diversidad y ambiente; promoviendo el desarrollo cultural, económico, social y la integración, atendiendo la naturaleza propia de cada área fronteriza a través de asignaciones económicas especiales y, la Ley Orgánica de Fronteras determinará las obligaciones y objetivos de esta responsabilidad, por lo que la incorporación del Espacio geográfico integral del Esequibo a la División político territorial es completamente necesario.
No es un secreto que Venezuela ha descuidado sus fronteras, perdiendo significativas extensiones territoriales a través de diversos laudos arbítrales y, ha sido fundamentalmente por falta de conciencia en planificar y ejecutar políticas y estrategias fronterizas coordinadas, integrales y continuas, dado que este tema fue manejado equívocamente como política de gobierno y no de Estado, diseñando cada quien la manera de tratar las dificultades existentes en esas zonas; ejemplo típico es la situación precaria y de abandono que vive la población en el espacio geográfico integral esequibense y el Estado Delta Amacuro, donde la discontinuidad gubernamental sobre políticas que atiendan esta problemática demuestra un nivel de indolencia generalizada.
El Estado venezolano propició en una coyuntura histórica el surgimiento de movimientos separatistas debido al abandono en el año 1969 de los refugiados amerindios en la fallida rebelión del Rupununi, al no permitírseles ejercer sus derechos ciudadanos, pero los abandonó. Este error de la política venezolana no puede dar cabida siquiera a una posible o parecida repetición en el futuro, dado que el tiempo es factor fundamental que corre en contra de la Nación a propósito del proceso de reivindicación del espacio geográfico integral del Esequibo. Pero también, estos refugiados amerindios han sido abandonados por el gobierno de Guyana, quedando desplazados a lo largo del territorio Esequibo, debido al desarrollo de proyectos tanto hidroeléctrico como mineros que se adelantan; este vacío de la presencia estatal puede originar escenarios y reacciones de estas poblaciones que de tener la voluntad, beneficiarían al Estado venezolano en recuperar el espacio sobre las condiciones de existencia de los amerindios, pudiendo ser ello una de las aperturas que fortalecerían el entendimiento con Guyana para la reivindicación del espacio geográfico integral esequibense.
Mientras tanto, en el proceso de incorporación del espacio geográfico integral del Esequibo a la División Política Territorial de Venezuela, seguimos dejando que Guyana se aproveche en cuanto a la obtención de los recursos que le pertenecen a los venezolanos ubicados en los espacios acuáticos del Atlántico, mediante las concesiones otorgadas a empresas trasnacionales, en la que una de estas, le pagó quince millones de dólares americanos al Gobierno de Guyana para cubrir los gastos generados respecto a la demanda interpuesta por ese país ante la Corte Internacional de Justicia en contra de Venezuela para dirimir la validez o no del Laudo Arbitral de 1899, dándole así la espalda al Acuerdo de Ginebra de 1966, en confabulada actuación con el Secretario General de las Naciones Unidas. Y te pregunto Estado venezolano, seguiremos así o se tomarán acciones contundentes sobre la materia? Ha llegado el momento de cerrar filas y tomar decisiones no compulsivas pero sí categóricas, concluyentes y definitivas.
Por: CA (r) Dr. José Chachati Ata
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