En el año 2013, María José Torrealba sufrió un accidente de tránsito en Caracas. Iba sin cinturón de seguridad y alta velocidad. Su vida cambió y han sido muchas las lecciones que ha tenido que aprender.
Casi como si fuera una tradición de familia, Majo Torrealba estudió, al igual que sus hermanos, en el mismo colegio donde se graduaron sus papás.
Sin embargo, los estudios fueron un vaivén en la vida de Majo pues su papá, quien es médico, siempre pensó que la hija que seguiría sus pasos sería ella. A pesar de haberlo intentado varias veces: primero aplicó para Medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV), no logró entrar, luego siguió un año en Nutrición, volvió a aplicar a Medicina y volvió a quedar por fuera; entendió que su destino no era por allí.
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Por el contrario, parecía que la sangre la llamaba un poco más arriba en el árbol genealógico al estudiar Diseño de Moda, haciendo honor a su abuela materna quien fue costurera.
Cuando estaba a mitad de carrera, el 12 de julio de 2013, salió a casa de un amigo. Como un presentimiento, de esos de un sexto sentido muy desarrollado que tienen las madres, la mamá de Majo le insistía en que no saliera porque ya era muy tarde, pero Majo decidió salir pues simplemente iba a casa de un amigo, un plan tranquilo, como quien dice.
Tras 15 minutos después de haber salido, una llamada a su mamá marcaba el inicio de un momento que quisieron borrar de sus vidas. Majo se estrelló, el carro quedó inservible y un ángel en su camino, un paramédico que pensó que el automóvil explotaría, la encontró en la parte baja del asiento de copiloto y logró comunicarse con sus padres.
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A partir de allí empezó una pesadilla para la familia Torrealba. Un dolor profundo se apoderó del hogar. Semanas, meses y años debieron pasar para transformar ese dolor, esa rabia en esperanza, en lucha, en propósito de vida.
Hoy, la conmovedora historia de Majo es sinónimo de renacer, de segundas oportunidades. Decidió luchar contra viento y marea por su sueño de volver a caminar.
Junto con su terapeuta formó una dupla maravillosa que llegó a la Media Maratón de Miami en el año 2018, donde Majo recorrió la última milla caminando, lo que le llevó dos horas, en medio de gritos de euforia de los asistentes.
Esta es una historia inspiradora, que eriza la piel y el alma. Majo Torrealba, sin duda, es uno de Los buenos con Adi.
Adiala Salas Bellorín en alianza con Curadas
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