Basilio Álvarez, su vida laboral como migrante ha sido como una montaña rusa

El conocido actor, director, escritor, profesor de teatro e integrante del grupo Skena, Basilio Álvarez, contó a Curadas que desde que emigró a España en 2018 su vida laboral se ha convertido en una montaña rusa, a veces trabaja seis meses y otros seis meses permanece desempleado.

Como casi cinco millones de venezolanos, Basilio Álvarez también tuvo que irse debido de la situación de Venezuela. Un país que no está en guerra, pero donde igual sus campos han sido arrasados, las empresas han cerrado, la inmensa mayoría de la gente se ha vuelto pobre y la institucionalidad y la ley han desaparecido. Se fue por su hijo Miguel Ángel, de 19 años; por María Gabriela, de 20, la hija de su esposa que es como su hija. Y se fue por sus padres, que ya tienen 87 y 89 años.

Emigró a Asturias, el lugar de donde en 1957 salieron sus padres buscando un mejor destino, que encontraron en Venezuela. Lo hizo a riesgo de no volver a pisar un escenario, pues está consciente de que los 40 años como hombre de teatro que lleva en su equipaje tal vez le sirvan de poco en España.

“Ellos cuatro son la razón fundamental por la que Beatriz y yo decidimos irnos de Venezuela. Lo hicimos para que los muchachos buscaran su futuro y para que mis padres tuvieran una cierta seguridad. Ellos nunca cotizaron al sistema de seguridad social acá en España ni tienen ahorros, porque todo lo que tenían lo invirtieron en Venezuela; pero aun así aquí tienen asegurada la atención médica y las medicinas y ya eso es bastante. Ellos fueron los más difíciles de convencer porque no se querían ir de Venezuela. Pero al yo decidir venirme, y por ser hijo único, no los podía dejar solos”, dijo a la periodista Katty Salerno.

“Mis padres son hijos de la postguerra”, prosiguió. La guerra civil (1936 a 1939) dejó a España devastada, con pueblos totalmente asolados y una economía que tardó décadas en recuperarse. Nacidos en uno de esos pueblos, de una familia numerosa y muy pobre, un día de 1957 sus padres tomaron una maleta, el poco dinero que pudieron reunir y se vinieron a Venezuela.

“Mis padres son hijos de la postguerra”, prosiguió. La guerra civil (1936 a 1939) dejó a España devastada, con pueblos totalmente asolados y una economía que tardó décadas en recuperarse. Nacidos en uno de esos pueblos, de una familia numerosa y muy pobre, un día de 1957 sus padres tomaron una maleta, el poco dinero que pudieron reunir y se vinieron a Venezuela.

“La Venezuela de entonces los recibió y les dio todas las oportunidades habidas y por haber. Mi padre empezó como mesonero y mi madre como cocinera en una tasca; aunque, recién llegados, trabajaron en la casa del Dr. Valencia Parparcén, uno de los grandes médicos venezolanos y médico de Rómulo Betancourt. Cuando yo nací, el 13 de abril de 1964, en la Cruz Roja de La Candelaria, ya vivíamos en Chacao. Allí empecé a estudiar con los hermanos maristas en el colegio Champagat, que después se mudó a Caurimare. Y eso fue fundamental en mi vida porque en ese colegio fue donde surgió todo mi interés por el teatro”, expresó.

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