Alison Hargreaves: la prestigiosa montañista británica que murió en el K2

Alison Hargreaves fue una alpinista británica. Destacó por haber coronado el Everest en solitario en 1995, sin oxígeno suplementario o el apoyo de un equipo de sherpas

Alison Hargreaves también fue la primera alpinista (1988) en coronar todas las grandes caras norte de los Alpes en una temporada, hazaña que incluye la cara norte del Eiger. Entre los ascensos destacados de Hargreaves también se incluye el Ama Dablam, en Nepal.

Alison Hargreaves.

Brillaba el sol, por encima de los 8.000 metros en el K 2 (8.611 m) y ni siquiera hacía viento cuando Alison Hargreaves adelantó al aragonés Pepe Garcés. «Voy arriba», musitó la alpinista británica. Doce horas más tarde, una tormenta de viento huracanado la arrancó de las laderas somitales de la montaña. Sus seis compañeros, entre ellos Javier Oliván y Javier Escartín también desaparecieron sin dejar rastro alguno. Ocurrió el 13 de agosto de 1995.

Alison creció en Derbyshire (Reino Unido) y se crió como escaladora de roca en el Peak District, un lugar que recorría a la carrera buscando enlazar de forma fresca y contagiosa vías de escalada. El lugar ofrecía enormes posibilidades para la aventura, un deseo que descubrió a través de la lectura de relatos clásicos del alpinismo. Entonces, la literatura y el alpinismo observaban un nexo de unión tan sólido que alumbró numerosas generaciones de montañeros: sencillamente, los relatos de escaladas y ascensiones despertaban sin remisión cualquier atisbo de inquietud aventurera que escondiese el lector. Alison siempre adoró este escenario local, y en el diario que mantuvo toda su vida anotaba todas las ascensiones, con sus sensaciones y pensamientos, quizá para no perder de vista y regresar al escenario donde crecieron sus sueños.

Alison Hargreaves (1963, 1995) en el Norte del Monte Everest, 1995.
Durante su breve vida, aprendió a convertirse en una equilibrista capaz de manejar el ámbito del hogar con el entrenamiento y la financiación para sus salidas. Deseaba convertirse en la primera mujer capaz de escalar Everest, K 2 y Kangchenjunga sin oxígeno artificial. Meses antes de su desaparición, escaló el Everest desde su vertiente tibetana sin oxígeno, compañero ni porteadores de altura. Los testigos de sus últimos días en el campo base del K2 recuerdan que llegó a pedir a su oficial de enlace que llamase a los porteadores para abandonar la montaña. Después, cambió de opinión

Solía confesar abiertamente lo mucho que echaba en falta a su marido e hijos. Ahora, esa familia de cuatro miembros ha menguado dramáticamente hasta contemplar dos únicos miembros, padre e hija. James Ballard, marido de Alison, vendió sus pertenencias, pidió la cuenta en su trabajo y resumió su mundo a una furgoneta y a la compañía de su hijo Tom. Ambos se embarcaron en una road movie en la que uno escalaba y el otro aseguraba. Vivieron en cámpings, instalados en las Dolomitas, donde Tom se convirtió en uno de los mejores escaladores de drytooling del planeta. Hablaban poco, vivían como una extraña pareja, como si persiguiesen los sueños de Alison. Sería preciso escribir la biografía de James Ballard, ejemplo de altruismo, dedicación y compromiso familiar con el dolor como único premio final.

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