Amalia Llorca: «Cuando uno cree en uno mismo, pues puede hacer grandes cosas»

Amalia Llorca es ejemplo de lo que sostenía el beisbolista estadounidense Babe Ruth, uno de los mejores de todos los tiempos: «Es difícil derrotar a una persona que nunca se rinde». Su estatura – 1,56 m, muy inferior a la del promedio de las atletas de alta competencia – nunca la limitó para lograr su récord nacional en los 200 metros mariposa, récord que, además, mantuvo por 22 años; ni le impidió representar a Venezuela en más de 20 competencias internacionales, entre ellas los XIV Juegos Centroamericanos y del Caribe de La Habana, Cuba, en 1982, donde obtuvo medalla de plata.

Mabel, como la llama su familia, entró a la natación a los 7 años junto con su hermana menor, Ana Isabel, por empeño de su padre, un periodista nacido en Alicante, España, que migró en la década de los 50 a Venezuela. Aquí se enamoró del clima, de las playas y de una preciosa merideña a la que desposó y estuvo unido hasta su muerte en 2017. Pero después de que la pequeña Amalia aprendió a nadar todo cambió y ya nunca se distanció del mundo deportivo. Ni siquiera cuando colgó la toalla para continuar sus estudios de Comunicación Social en la UCV, pues al graduarse se dedicó al periodismo deportivo, donde obtuvo dos veces el Premio Nacional de Periodismo Deportivo (1993 y 1999) y se convirtió en la primera mujer en dirigir las páginas deportivas del diario El Universal, hasta febrero de 2019.

«¡Yo soy mínima para ser una atleta de alta competencia! (Risas) Mido 1,56 m y mis rivales medían un promedio de 1,70. Eso fue una cosa en la que yo nunca reparé y que nunca me afectó, no me limitó para nada. Ahora que soy adulta y pienso en eso digo que en un país desarrollado, donde hay una captación de talento muy minuciosa, a mí me habrían dicho no o tal vez me habrían aceptado como gimnasta. Pero eso me obligó a tener que entrenar el doble. Yo fui una nadadora muy disciplinada y siempre fui detrás de lo que yo quería. Mi sueño era tener un récord nacional», contó en entrevista a Curadas.

Su sueño sueño era tener un récord nacional y nunca se rindió.

«Siempre que recuerdo eso me veo con mucha ternura. Yo quería ese récord y no lo logré sino a los 15 años, a pesar de haber empezado a nadar a los 7 y debutar internacionalmente a los 10. Todas mis compañeras tenían récords nacionales y yo no. Ese récord de los 200 metros mariposa lo luché muy duro. Y luego de lograrlo me duró 22 años. No lo tenía y cuando lo tuve me acompañó muchos años. ¡Qué tremenda paradoja!», expresó.

Asimismo, manifestó que siempre agradecerá que sus padres creyeron en ella y la ayudaron a confiar en sí misma. «Hay algo que siempre agradeceré y es que mis entrenadores tampoco hicieron mención de mi altura, nunca. Yo creo que una de las cosas que también me ayudó mucho en ese aspecto fue que mis entrenadores y mis padres siempre creyeron firmemente en mí y cuando la gente cree en ti, en todo el potencial que tienes; y cuando uno también cree en uno mismo, pues puedes hacer grandes cosas».

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